26 de febrero de 2012 | Caballerías | Por: ANTONIO JOSE CABALLERO
Se ha despedazado ese acto humanitario que se llama asilo, en el que Colombia es protagonista de primera mano en el nombre de ese gran político peruano, Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del Apra.
Esa avidez de esa
maldita palabra del periodismo – ‘la chiva’ – nos ha llevado a que los
criminales sean quienes van dando dirección a la justicia
Desde cuando estalló
el escándalo del ex alto comisionado para la Paz Luis Carlos Restrepo, he visto
y leído con atención y preocupación el tratamiento del tema en diversos medios.
De verdad es lamentable en la ligereza que hemos caído para desinformar a la
gente.
No hay día que en la radio no se toque este suceso con supuestos
análisis de quienes quieren que lo capturen de inmediato, aún sin saber donde
está, y de los que lo defienden desde las entrañas uribistas, que a capa y
espada lo presentan como el psiquiatra tierno, convencido de la paz y luchador
de altos ideales en bien de la patria.
Esos analistas, entre ellos los abogados de Restrepo, han ido tejiendo
una defensa en la radio que de verdad asustan en cualquier país. Menos en éste,
donde no se respetan los mínimos elementos de información sobre un juicio que
hasta ahora esta en progreso de pruebas, de órdenes de captura y de lo que
sigue jurídicamente.
Pues aquí, cada uno a su manera, entrevista, juzga y condena en cada
emisión de acuerdo con lo que los defensores o acusadores han declarado cada
mañana.
Cada mañana ‘Olivo Saldaña’ nos cuenta una peor. Nos despierta con otra
confesión delincuencial que es totalmente contraria a la que dijo el día
anterior ante los tribunales. Y a este sancocho le agregamos las palabras del
otro delincuente, ‘Biófilo’ que también reclama lo suyo, y casi que le quedamos
debiendo por su “colaboración con la justicia”.
En esas andamos. Tratando de entrevistar, juzgando y condenando a este
acusado ausente que no sabemos dónde está, aun cuando se habla de Costa Rica ,
Panamá o Estados Unidos a donde partió el día que decidió huir de este país que
“no quiso o no pudo” brindarle garantías para sus engaños de falsas
desmovilizaciones.
Hasta se ha despedazado ese acto humanitario que se llama asilo, en el
que Colombia es protagonista de primera mano en el nombre de ese gran político
peruano, Víctor Raúl Haya de la Torre, fundador del Apra, quien vivió por
varios años en la sede de nuestra embajada en Lima, para comparar los asilos de
Álvaro Leyva en Costa Rica y de María del Pilar Hurtado en Panamá.
Y es que ya venimos de tiempo atrás jugando a la justicia por medio de
los medios. Cada vez que un delincuente de estos declara ante la justicia de
aquí o de los Estados Unidos, estamos prestos a la filtración que de alguna
manera se produce, y con base en esas declaraciones de los narcomatones empezamos
a elucubrar con los analistas de turno hasta la condena del sujeto que, de
malas, esa mañana le tocó el turno en la radio.
Me parece que, sin dejar de seguir los casos que es nuestra obligación,
habría que recapacitar en la prudencia para que la justicia actúe como debe
ser, libremente y se pronuncie al final de la investigación con el veredicto
que los jueces crean conveniente.
Tal vez ese protagonismo de los mismos funcionarios y esa avidez de esa
maldita palabra del periodismo – ‘la chiva’ – nos ha llevado a que los
criminales sean quienes van dando dirección a la justicia que se siente de
pronto presionada a través de los medios que, con estas actuaciones sólo
ayudamos a crear la desinformación informativa.
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