26 de mayo de 2012 |POLÍTICA| Por: Norbey
Quevedo H.Hugo García Segura
El exministro Londoño y su fiel guardián, Pacho, un perro labrador que lo
acompaña hoy en su recuperación. / Óscar Pérez
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El atentado que sufrió la semana pasada lo puso en primera línea del llamado uribismo radical y dio protagonismo a sus posturas críticas frente al gobierno Santos. Agudo y mordaz, el exministro le pide humildad al primer mandatario.
El país se está saliendo
de las manos y vienen momentos muy aflictivos para la nación.
No le teme a la
muerte. Se define como un demócrata integral y se niega a que lo encasillen
como uno de los máximos representantes de la derecha en el país. Tras el
atentado que sufrió la semana pasada —del que está convencido fueron
responsables las Farc—, Fernando Londoño habla con El Espectador única y
exclusivamente de política y de esos temas que han generado tanta controversia
a su alrededor. Y una vez más arremete contra el presidente Santos, dice que el
pueblo le cobrará sus errores y que el uribismo buscará su regreso al poder.
¿Por
qué dice que el país se le está saliendo de las manos al presidente Santos?
Hay un tema esencial
en toda comunidad, que es el de la seguridad. Es una condición que no es
negociable ni discutible y eso se le salió de las manos. Aquí hay unas Fuerzas
Militares que no combaten, unas Farc cada vez más agresivas y un narcotráfico
cada vez más extendido. Y están dadas todas las condiciones para que no
funcione la respuesta del Estado a esos desafíos.
¿Por
qué no combaten las Fuerzas Militares?
Porque a nadie le
gusta que lo metan a la cárcel por cumplir su deber. Hay una estructura de
fiscales y de jueces dedicados a perseguir a los militares y a considerar
inclusive como pruebas en su contra sus propios méritos. Y algo más grave: el
presidente de Acore (Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro) reveló que
el Ministerio de Defensa está empezando a ejercer el derecho de repetición
contra los militares en aquellos casos en los que el Estado es condenado por
daños contra la población civil.
Pero
y los resultados como la muerte de ‘Alfonso Cano’…
Todos bombardeos de
la Fuerza Aérea, porque todavía los jueces no les han caído a los que tiran
bombas desde el aire.
¿Es
por eso que se ha rumorado sobre la posibilidad de un golpe de Estado?
Allí no hay nada. A
nadie se le ocurre dar un golpe de Estado en Colombia.
¿Qué
percepción hay en las Fuerzas Militares sobre el presidente Santos?
Que no es el
comandante que ellas necesitan y no las está defendiendo en temas
fundamentales. Ferió la justicia penal militar.
Claro
que el debilitamiento del fuero fue por un acuerdo entre el ministro de Defensa
Camilo Ospina y el fiscal Mario Iguarán, en la era Uribe…
Es cierto y allí
arranca toda la tragedia. Y no sólo fue ese convenio absurdo, sino otra cosa
más grave: los famosos 27 del 29. Destituyeron 27 altos oficiales —empezando
por cuatro generales y 11 o 12 coroneles— porque aparentemente eran culpables
de falsos positivos y no hay una sola prueba en su contra ni una investigación.
Pero Freddy Padilla —que era un hombre funesto— y Santos decidieron hacer el
montaje para cubrirse ellos. Los tiraron a la hoguera y allí empezó la
desgracia. A Uribe lo engañaron.
Hay
quienes dicen que el fuero militar puede significar impunidad…
Es absurdo. Hay que
tener una justicia militar respetable, eficiente y seria. Los militares de honor
son los primeros en impedir que haya bandidos en sus filas porque los manchan.
Puede haber fallas, pero el fuero no puede ser un refugio para delincuentes.
¿Qué
análisis hace de lo que está pasando en las relaciones entre el expresidente
Uribe y el presidente Santos?
Es muy grave y a los
que preguntan de dónde viene la cosa hay que recordarles que, desde el discurso
de posesión, Santos resolvió volverse contra Uribe cuando declaró que su nuevo
mejor amigo sería Hugo Chávez. Allí quedó planteada la guerra. Y les cuento
algo: Chávez iba a venir a la posesión de Santos y Uribe le ordenó a la Fuerza
Aérea que su avión no podía cruzar los cielos del país.
¿El
camino tendría que haber sido el de seguir en la polarización y alimentando
odios?
No se trata de aumentar
odios, sino de mantener distancias dentro de una relación de respeto, pero
firme y sólida, diciéndole: usted tiene allá los campamentos de las Farc y no
puede hacer eso, tiene que impedir que sigan atacando el territorio colombiano.
Y hay cosas: Chávez se abraza con Gadafi, con Ahmadinejad y con Basar al Asad.
El amigo de semejantes sátrapas y asesinos no puede ser mi amigo.
¿No
cree que esa polarización entre Uribe y Santos le hace daño al país?
Es terrible. El país
está dividido en dos: Santos tiene mayoría en el Congreso, donde todos están
alrededor de la tostada llena de mermelada. Y Uribe tiene mayoría en el pueblo.
Ortega y Gasset hablaba de la división entre el país político y el país
nacional. Cuando no se entienden esas dos estructuras, lo que viene es el caos
y eso es lo que está pasando.
¿Acaso
Uribe quería seguir gobernando en cuerpo ajeno?
Uribe no tiene
viudez de poder ni otro síndrome parecido. Gobernó ocho años, ¿qué pretendía?
Tener alguna influencia en los destinos de un país dentro de un gobierno que él
eligió.
Y por
eso el objetivo del uribismo es volver al poder…
Por supuesto, porque
Santos no está representando los ideales del uribismo. El país se está saliendo
de las manos y vienen momentos muy aflictivos para la nación. Lo que viene en
materia económica para el mundo y para estos países emergentes es gravísimo y
Colombia no se preparó, los dos años de Santos se desaprovecharon. Tenemos una
infraestructura paupérrima, unos niveles de gasto elevadísimos y una
revaluación del peso insostenible.
Pero
en el tema de la infraestructura, el atraso viene desde gobiernos anteriores,
incluido el de Uribe…
Es cierto. Sin duda
el gobierno Uribe debió hacer mucho más. No es sino recorrer las carreteras del
país para darse cuenta de que las cosas no se hicieron como se debía. Pero allí
quedaba un gran desafío para el gobierno Santos y no se ha hecho absolutamente
nada.
Pero
entonces, ¿qué tiene de bueno el presidente Santos?
Hubiera podido tener
muchas cosas si hubiera tenido humildad e inteligencia política. Si yo fuera
presidente de la República no dudaría en contar con el auxilio de un hombre
como Uribe. Hay que estar loco para negarse a recibir ese auxilio. Enfrentarlo
es un suicidio político. Puede que hoy le convenga porque tiene toda la prensa
a su favor.
Usted
ha dicho que el marco jurídico para la paz es impunidad para las Farc, ¿cuál es
entonces la salida al conflicto?, ¿seguir dándonos bala?
Derrotarlos. Las
Farc estaban derrotadas y estábamos a nada para que no tuvieran más remedio que
buscar la paz bajo las condiciones del Gobierno, entregando las armas. Y
haciendo una cosa que no se hizo con las autodefensas y que yo les advertí al
presidente Uribe y a Luis Carlos Restrepo: que había que resolver el problema
de la droga. No se podían hacer convenios con tipos que mantenían cultivos,
conexiones y narcotráfico. Luis Carlos Restrepo, que sabe mucho de siquiatría y
menos de política, no estuvo de acuerdo, se molestó conmigo y adelantó ese
proceso dejando atrás semejante enemigo.
¿No
será que aquello que nos vendieron en el gobierno Uribe de que las Farc estaban
casi derrotadas no era cierto?
Los dos últimos años
de Uribe en esa materia no fueron tan felices como debieron serlo. Se
cometieron grandes equivocaciones y no se terminó un proceso que se ha debido
terminar, porque todo se consumió en la vanidad infinita del general Padilla,
que es un monstruo de la vanidad, y en unas decisiones erradas que paralizaron
las Fuerzas Militares.
¿Y el
Partido de la U qué?
Es un partido que
arrió las banderas porque la mermelada es muy atractiva. Allí quedan algunos
uribistas de verdad, como Juan Carlos Vélez o Juan Lozano, pero los demás están
entregados a la plata del Gobierno. Ese es un tema por el que el país le va a pasar
factura al presidente Santos. No se puede andar creando agencias y consejerías
todos los días a un costo infinito para la República.
¿Entonces
el camino que le queda al uribismo es hacer un nuevo partido?
De pronto va a
tocar. El liderazgo de Uribe no lo pongo en duda. Él no se va a equivocar otra
vez y va a lanzar un candidato.
¿Quién
o quiénes podrían ser?
Es decisión de él,
pero yo podría hablar de Óscar Iván Zuluaga y Marta Lucía Ramírez. No haría una
lista más larga.
¿Angelino
Garzón?
No me suena para
nada.
¿Y
Luis Alberto Moreno?
Es queridísimo y
adorable, pero no es para estas aguas de la política colombiana. Además, casi
que es rebajarlo de empleo.
¿Cree
en la tesis de que los líos judiciales de exfuncionarios del gobierno Uribe son
una venganza criminal?
Yo no sé si Sabas
cometió un disparate, pero lo de Diego Palacio, Andrés Felipe Arias o Bernardo
Moreno es una infamia. En el cuento de las chuzadas, el único chuzado soy yo,
la única conversación que ha salido al aire es una conversación mía con Rito
Alejo del Río. Hablan de chuzadas a la clase política y a magistrados, pero no
muestran ninguna.
¿Y
los argumentos de la Procuraduría y la Fiscalía qué?
Muéstrenlos y los
discutimos. ¿Dónde están las chuzadas? ¿No fue Agro Ingreso Seguro un proyecto
beneficioso para el país, que hasta lo continuaron con otro nombre? Puede que
quepa el debate político y que dé para que tumben al ministro, pero no se puede
meter a la cárcel a quien ha cumplido con su deber.
¿Y
los seguimientos del DAS?
El DAS tiene que
seguir delincuentes.
Pero
siguió fue a magistrados y políticos...
Para saber dónde
estaban y cuáles eran sus relaciones con Ascencio Reyes y con Giorgio Sale. Es
que la Corte estaba entregada a ese par de mafiosos y el Gobierno tenía la
obligación de saber qué era lo que está sucediendo.
¿Y lo
de Luis Carlos Restrepo?
Eso también es una
infamia. Restrepo, con todos sus defectos y equivocaciones, logró la hazaña de
desmovilizar a más de 30 mil hombres en armas. Y lo vienen a enredar por 70
tipos. ¿Alguien tienen duda de que Olivo Saldaña era guerrillero? Ellos dieron
cuenta y razón de lo que pasaba en el Tolima y como las Farc apoyaban al negro
Gómez Méndez. Eso al Partido Liberal no le interesa reconocerlo. Restrepo está
metido en un lío político que él no tiene sensibilidad para manejar, pero no
puede ser tratado de esa manera.
¿Cree
que Santos buscará la reelección?
Si la busca tendrá
la oposición de un sector del país comandado por el presidente Uribe. Santos me
ha dado muchas sorpresas y con toda franqueza le puedo decir que el buen
jugador de póquer no me gusta, porque eso es engañar al otro. Ese es un juego
de mentirosos y el presidente Santos es un consuetudinario jugador de póquer.
¿Cuál
ha sido la principal ‘jugada’ de Santos?
Engañar con sus
intenciones reales. Él lo que quería era la reunificación de un Partido Liberal
derrotado por el pueblo. Su otra obsesión era la negociación con las Farc. Pero
nunca lo dijo. ¿La Ley de Víctimas cuándo formó parte de la campaña? Nos metió
semejante embuchado, que va a ser una fuente inagotable de conflictos. ¿De
dónde va a sacar $60 billones para reparar a la gente? Eso es un fraude.
¿Cómo
ha visto a Petro?
Un desastre. Es un hombre
inteligente, listo en el manejo de la dialéctica política, pero de una
inhabilidad para el gobierno conmovedora. No sabe de qué lo nombraron. Cree que
ser alcalde es alegar, discutir y decir cosas, cuando de lo que se trata es de
ejecutar.
Golpes de Estado de
la Corte Constitucional
Se ha
hablado de una constituyente para reformar a la justicia.
Corregir abusos a
través de reformas constitucionales es muy grave. Acabo de corregir una tesis
sobre los sucesivos golpes de Estado que la Corte Constitucional ha dado. Es
que eso ya no es como antes, con gente armada, tanques y aviones. La Corte
Constitucional nos da de desayuno un golpe de Estado, al almuerzo otro y en la
tarde otro.
¿Golpes
como cuáles?
¿Qué tal las tutelas
en materia económica y social? La Constitución dice que la tutela es para
proteger los derechos fundamentales, pero la Corte dice que también es para los
conexos. La Corte Constitucional gobierna. Sustituyó al Congreso quitándole el
poder de reforma de la Carta, sustituyó al Ejecutivo y manda a través de
tutelas y comisiones de seguimiento. Y acabó con el Poder Judicial: las
sentencias de la Corte Suprema y el Consejo de Estado las revisan ellos. Se
quedó con todo el poder.
El error de buscar
la segunda reelección
¿Eso
de que el expresidente Uribe puede ser cabeza de lista en el Congreso o fórmula
vicepresidencial es cierto?
No creo, Uribe es
más importante que todo eso. Lo que pasa es que por esa maldita segunda
reelección, de la que fui opositor, él se dedicó a jugarse esa sola carta y no
previó la continuidad de su proyecto político para organizar una sólida fuerza
política. Ese error no lo puede volver a cometer y pronto pueden esperar
noticias importantes.
¿En
qué sentido?
Opinando, obrando,
reuniendo a la gente del país y conformando un bloque de opinión que conduzca a
la toma del poder en unas próximas elecciones. Eso no es una sorpresa.
¿Qué
le diría hoy a Santos?
Que en un gesto de
humildad reconozca que esto va muy mal, que cambie el rumbo y asuma la
dirección de la nación para que juntos derrotemos el terrorismo. Que nos
convoque a todos.
Publicado: Mayo 27, 2012
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