24 de junio
de 2012 |OPINIÓN| Por: Óscar Iván Zuluaga
La falta de acción gubernamental ha desencadenado un caos que solo podrá resolverse en manos de la Corte Constitucional.
No
publicar el acto legislativo de reforma de la justicia sería una
violación del orden constitucional y un precedente nefasto en lo que respecta
al equilibrio de poderes.
Lo ocurrido esta
semana con la reforma de la justicia es un hecho muy grave para la
institucionalidad del país. Difícil encontrar desde el funcionamiento de la
Constitución del 91 una reforma constitucional que haya generado tanta
indignación en la opinión ciudadana y haya desnudado hasta tal punto la lucha
de poderes entre las tres ramas del poder público: el Gobierno, el Congreso y
la Justicia.
El acto legislativo
de reforma de la justicia fue una propuesta de origen gubernamental, planteada
desde el inicio del mandato del presidente Santos. Fue el Gobierno mismo, con
su insistencia en el tema, quien hizo de ella una de las prioridades de la
agenda legislativa. Desde el comienzo, la propuesta no le ofrecía nada concreto
al ciudadano para avanzar en el principio misional de una justicia pronta y
eficaz. La reforma terminó convertida en un pulso burocrático entre
congresistas y magistrados y en una discusión sobre las instancias de
juzgamiento de los aforados. El Gobierno insistió en la reforma contra viento y
marea: a pesar de la cantidad apreciable de juristas que se pronunciaron en su
contra, a pesar de la oposición rotunda del Consejo de Estado, a pesar del
silencio público de la Corte Suprema de Justicia (que delataba cierta
inconformidad privada). El Gobierno fue, hasta el final, líder de esta
iniciativa y promovió su aprobación, con resultados desastrosos.
Aprobada la reforma,
estalló la crisis. El senador liberal Luis Fernando Velasco, en RCN Radio, dijo
que en su larga carrera como congresista no había visto nunca un lobby como el
que hicieron magistrados para su aprobación. El presidente de la Cámara y
director del Partido Liberal, Simón Gaviria, afirmó en la W no haber leído la
conciliación y que la votó afirmativamente porque el Ministro de Justicia había
dado su conformidad. El entonces Ministro de Justicia dijo que no lo dejaron
participar en la conciliación el pasado martes, hecho que genera profundas
dudas sobre las intenciones de los parlamentarios que integraron la comisión de
conciliación. Pero el Gobierno no protestó sino hasta el jueves por la noche,
cuando la presión ciudadana se tornó insostenible y el presidente Santos hizo
públicas sus objeciones, queriendo descargarle toda la culpa al Congreso. Pero
la realidad es que este nunca hubiera aprobado la conciliación por encima de la
voluntad del Gobierno (de hecho, según Simón Gaviria, sin la activa solicitud
del Gobierno).
El daño, por ahora,
está hecho. Los actos legislativos son de vigencia inmediata, no los puede
objetar el gobierno, no se pueden votar en sesiones extraordinarias y solo se
pueden tramitar en dos vigencias ordinarias, que expiraron el 20 de junio. Esto
quiere decir que no publicarlo sería una violación del orden constitucional y
un precedente nefasto en lo que respecta al equilibrio de poderes. Lo último
que le puede pasar al país en estas circunstancias es que el Gobierno, por
haber actuado tarde, pretenda ahora contener al monstruo con instrumentos de
dudosa constitucionalidad.
El presidente Santos
no puede negar la paternidad y padrinazgo de la reforma. Tampoco pueden lavarse
las manos los magistrados que la impulsaron y los congresistas que la respaldaron.
La falta de acción gubernamental ha desencadenado un caos que solo podrá
resolverse en manos de la Corte Constitucional. Mientras tanto, la vigencia de
la reforma va a producir hechos jurídicos y políticos de muy delicadas
consecuencias para nuestras instituciones.
Lo más triste es que
este episodio es una frustración más para todos los colombianos, que queremos
una justicia más eficaz, pronta y cercana al ciudadano. Para la opinión pública
es claro que la puerta del Congreso está cerrada para una verdadera reforma de
la justicia.
Óscar Iván Zuluaga
Óscar Iván Zuluaga
Publicado: Junio 25, 2012
Twitter: @oizuluaga
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