27 de junio
de 2012 |Reflector| Por: Fernando Londoño Hoyos
Los congresistas, a poco andar descubrieron de perlas la ocasión para resolver un poco de cuestiones que los traían desde hace ratos acongojados. Y, servido el plato, se abalanzaron a devorarlo.
No fue fácil descubrir qué se proponían los doctores Santos y
Vargas Lleras con el Proyecto de Reforma de Justicia que llevaron al Congreso.
... siguen peores
finales. La sentencia es tan vieja como don Baltasar Gracián, que pasó por este
mundo hace cinco siglos. Pero mantiene toda su lozanía. Y se nos acomoda como
anillo al dedo al último reciente desastre del Gobierno en el Congreso. Como si
el marco para la paz no bastara para comprobar que no andamos por buen camino,
aquí no se encienden alarmas, hace rato disparadas, sino que se comprueban
motivos de perplejidad y malestar.
No fue fácil
descubrir qué se proponían los doctores Santos y Vargas Lleras con el Proyecto
de Reforma Constitucional de la Administración de Justicia que llevaron al
Congreso. Fuera del encomiable propósito de acabar con el entuerto del Consejo
Superior de la Judicatura, ni el único ni el peor de la Constitución del 91,
parecía que los autores no tenían mejores ideas cuando emprendieron la marcha.
Viendo que eran tan pocas y tan poco sustanciosas, las cortes se mostraron
apáticas, hasta que las convenció la mermelada que para ellas escribieron,
extender sus períodos por cuatro años y elevar a 70 la edad de su retiro
forzoso. Ya no les pareció tan fea la criatura y resolvieron acompañar su
bautizo.
Tampoco hubo
entusiasmo en el Congreso, con todo y lo dócil que se muestra ante la voz del
amo, el que reparte billones entre sus miembros, con la munificencia que suele
tener el generoso con las cosas ajenas. Pero a poco andar descubrieron de
perlas la ocasión para resolver un poco de cuestiones que los traían desde hace
rato acongojados. Y, servido el plato, se abalanzaron a devorarlo. Garantías
por acá y por allá, dificultades casi insalvables para que alguien los
molestara con investigaciones y con juicios, desaparición de causales para
perder la investidura, requisitos harto estrictos para que fueran detenidos,
todo demostró que habían aprendido de los procesos por 'parapolítica', tantos
de ellos detestablemente injustos, y que no querían que les repitieran la
dosis. En pocas palabras dicho, los congresistas tuvieron bien presente que la
Constitución no quedó escrita por gente que les guardara simpatía, y
resolvieron desfacer aquel agravio.
También eliminaron
la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes, por la que bien se
sabía no habría lágrima derramada. Poco más que eso tenía la Reforma, que se
quedaba en mucho aparato para tan poca cosa. Fue cuando llegó el ministro
Esguerra, quien le introdujo temas bien diseñados y útiles. La Constitución del
91 había sido demasiado celosa en diseñar un poder judicial por fuera del cual
no habría salvación, y el sacrificado ministro abrió el compás para que los
particulares encontraran formas más amables y expeditas para resolver el número
enorme de los conflictos que soportan. Buena idea y aceptable manera de
desenvolverla.
Eso era todo. Y era
un todo visible para cualquiera que se hubiera interesado en tomarle el pulso a
la iniciativa. No hubo trampa ni marrulla, y la parte sensible del proyecto, la
multiplicación de garantías y ventajas para sus autores, era evidente y
explicable. El cuento de los 'micos' es fábula pura. Alguien debía cargar la
culpa y los conciliadores sirvieron de cirineos y Esguerra, de Señor caído.
Cuando ya la Reforma
era norma completa, alguien descubrió lo que contenía y armó la tremolina. Sin
gazapera popular, el Presidente no habría visto nada. Ni se habría incomodado.
Ni habría montado este espectáculo, que está para alquilar balcón. Los que algo
sabemos de Derecho Constitucional estamos como en corrida de toros. Esperando
cómo hace el matador para resucitar el toro y volverlo a matar con estocada en
todo lo alto. Que es más o menos lo que los rábulas de Palacio pretenden, hundiendo
una Reforma que con todo lo malo y perversa que parezca anda viva por el mundo.
Publicado: Junio 28, 2012
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