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Bla-bla-bla

13 de febrero del 2011 | OPINIÓN| Por: Salud Hernández-Mora

La sociedad civil que se llena la boca hablando de salida negociada es tan falsa como las guerrillas.
No deberían hablar de paz ni montar otra farsa. No engañen. No echen cuentos. No prometan paraísos. Y no me refiero a las Farc y el Eln, cínicos compulsivos que nos volverán a hacer pistola.

Hablo de los de este lado, de cómo la sociedad civil que se llena la boca hablando de salida negociada es tan falsa como las guerrillas. Predican paz y reconciliación y lo cierto es que solo busca venganza.

Yo les diría a los matones del monte que no crucen a esta orilla de forma voluntaria, pensando que les perdonarán sus pecados. Que solo lo hagan si están dispuestos a pasar por la cárcel y a viajar, algunos mandos altos, extraditados al norte.

No tienen más que leer las decisiones de la Corte Suprema y la Constitucional, para saber qué les espera. O que le pregunten al comandante 'Samir', del Urabá, que se desmovilizó creyéndoles a la propaganda oficial y a esas voces supuestamente pacifistas, y ahora resulta que está preso por no leer la letra pequeña.

La Corte Suprema, para evitar que el proceso con los paramilitares le saliera bien a Uribe, se dedicó a dictar normas que no sólo son irracionales porque la Fiscalía no podrá cumplirlas, sino que dieron una bofetada a la credibilidad de las instituciones. Porque, les guste o les parezca una aberración, a las Auc les ofrecieron una Ley de Justicia y Paz que trocaba impunidad por armas, y por eso se entregaron. Por eso y porque a la tropa la obligaron sus jefes, ya que el 60 por ciento no quería hacerlo.

Luego cambiaron las reglas de juego y a la cúpula le dieron penas de entre cinco a ocho años por sus crímenes de lesa humanidad. Hasta ahí, todo parecía arreglado; a fin de cuentas, aunque los engañaron, tampoco podían quejarse unos despiadados asesinos que segaron miles de vidas, y más bien interpretarlo como un acto de máxima generosidad de sus compatriotas.

El lío llegó con la primera sentencia de la Corte, que ignoraba los acuerdos del Gobierno, así como la tan cacareada reconciliación nacional, y mandó al limbo jurídico a los paramilitares rasos. Después se les ocurrió que debían responder por concierto para delinquir y así llegamos a diciembre pasado, cuando la Constitucional vino a enredar más la pita al tumbar el principio de oportunidad.

¿Resultado del embrollo? Que Piedad Córdoba y sus colombianos-as, así como Juan Manuel Santos, no tendrán nada atractivo que ofrecer a las Farc para convencerlos de abandonar su guerra. Sin olvidar que, como la banda terrorista secuestró y mató extranjeros, les pueden abrir procesos en cualquier parte del mundo.

Además, con ese empeño de la oposición al uribismo de tirarse abajo el proceso con las Auc, desconociendo sus logros, convencieron a la sociedad de que la desmovilización fue una patraña de unos narcos y una mano de colados, y que todos vuelven y delinquen.
Olvidan que el 40 por ciento ingresó a las Auc siendo menores de edad y merecen una oportunidad. O que solo el 20 por ciento abandona el programa de reinserción y de estos, pocos reincidentes van a las bacrim. El resto comete maltrato familiar, hurtos, atracos, etc.

En todo caso, la sociedad tendrá que preguntarse si quiere paz a costa de tragarse los sapazos de los crímenes de lesa humanidad de las guerrillas o si prefiere saciar sus rencores.
Hoy día no hay ni consenso social para el diálogo ni intención de las Farc de abandonar el terrorismo. Liberaron a cinco y secuestraron a dos la misma semana. ¿Es ese el mensaje de paz que ven algunos?

NOTA. ¿Son los cubanos sumisos o adoran las dictaduras? Los egipcios les dieron una lección de dignidad. Tardaron 29 años, pero triunfaron en estos tiempos de Twitter y Facebook. Y a ellos se les morirá el déspota en la cama.

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