17 de diciembre
de 2011 | OPINIÓN | Por: FRANCISCO SANTOS
En un mundo globalizado donde la cooperación internacional es fundamental, esa legitimidad y la credibilidad de un Fiscal es una característica crítica.
Hace poco más de cuatro años como
vicepresidente fui a la oficina del presidente Álvaro Uribe y le dije, “la
posición de la canciller Araujo es insostenible”. El caso de su hermano Álvaro
se convertía en un obstáculo insalvable y en un desgaste que hacía casi
imposible que ella realizara una función vital en un gobierno como era la de
manejar las relaciones exteriores de un país. Ya todos sabemos cómo terminó ese
episodio.
Con ese antecedente y asumiendo el riesgo de tener dos casos abiertos en
la Fiscalía General de la Nación debo decir lo mismo de Viviane Morales. Y creo
que por conveniencia nacional debería pensar en tomar esa misma decisión pues
su relación sentimental va a llevar a que la Fiscal empiece a ver como se
pierde la legitimidad de un cargo clave en el aparato judicial.
En un mundo globalizado donde la cooperación internacional es
fundamental, esa legitimidad y la credibilidad de un Fiscal es una
característica crítica. No quiero calificar la gestión de la Fiscal pero me
pregunto qué aparato judicial en el mundo va a confiar en otro en el que su
cabeza está casada con una persona que fue guerrillero, asesor de
paramilitares, condenado por la Justicia y hasta acusado por tener relaciones
con el narcotráfico.
En la Corte Suprema esta relación generó preocupaciones a la hora de
votar por ella. En el gobierno sucedió lo mismo durante su postulación. Y una
vez se oficializa por la Fiscal, las dudas que tenían ambas instituciones se
convierten en certezas que ahora hacen parte de un debate público que apenas
comienza.
En adelante, cualquier decisión se puede interpretar como compensación
por su debilidad política o favorecimiento para encontrar aliados en la batalla
que se le viene. Esta semana ese escenario se comenzó a dar con la decisión de
ordenar el arresto de Camilo Bula. Toda actuación de la Fiscalía queda bajo el
manto de la duda.
Y ya comienzan a aparecer evidencias de Lucio enredado con casos de gran
impacto en la Fiscalía como son los diálogos con el ex fiscal Pabón y la
relación con la mano derecha de los Nule. Ni hablar de lo que puede suceder si
aparece cualquier evidencia que vincule a Lucio con manipulación de casos, lo
que ya se habla entre los abogados que tienen negocios con la entidad de
acusación.
La Fiscal ya reconoció que estuvo en Ralito en misión académica. ¿Qué
quiere decir con ello? Debe explicar, pues a cuentagotas la Fiscal habla de su
pasado. Parte de ese pasado se dio en el Congreso como senadora. Durante el
proceso 8.000 jugó papel fundamental en la defensa del presidente Samper lo que
era su prerrogativa. Lo que no puede negar es que la conclusión de ese episodio
fue el peor debilitamiento institucional en la historia moderna del país. La
Fiscalía General de la Nación va por el mismo camino.
Ahora que está de moda Hernán Darío Gómez, el ‘bolillo’, hay una
comparación que cabe. Al ‘bolillo’ lo sacan de la Selección por golpear una
mujer y no lo vuelven a poner por el mensaje que manda a la sociedad. Me
pregunto, que mensaje manda a la sociedad y a la misma institución que la
Fiscal esté casada con una persona con semejante pasado.
Uno no escoge la familia pero si las amistades y el compañero
sentimental. Nadie le puede pedir a Viviane Morales que se separe. Su vida
privada y lo que decida se debe respetar. Pero cuando se tiene un cargo de la
naturaleza como el que ella ocupa, si esta relación le hace daño a la
institución como ya comienza a suceder, se debe dar un paso al lado.
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