21 de abril de 2012 | La Claridad | Por: Paloma Valencia
Laserna
El expresidente Uribe parece haber asumido las banderas de la oposición. Es un hecho importante, pues este Gobierno está caracterizado por el ‘unanimismo’. La crítica, las discusiones y el control político propios de la democracia están cayendo en desuso.
Se
aprueban, por ejemplo, leyes sin que nadie conozca su contenido; las propuestas
pasan con la orden del Gobierno y sin mucha reflexión.
Como fue el caso de la nefasta Ley Lleras 2.0. La oposición
encabezada por Uribe será seguramente una oportunidad para revivir el diálogo
entre los diferentes sectores de la Nación, y controvertir las ideas con
argumentos y visiones distintas. Todo ello redundará en el beneficio del país,
pues en el debate se fortalecen los proyectos, se evalúan las propuestas y se
adquieren perspectivas más complejas.
El primer episodio
fue la discusión sobre el fuero militar. Había dos proyectos: uno en la reforma
a la Justicia de un solo artículo y, otro con trámite independiente elaborado
por la comisión de notables, configurada por el Gobierno para ese propósito.
Uribe terció por el primero, le solicitó apoyo a la bancada uribista de la
Comisión Primera y toda ella atendió su llamado a excepción de Roy Barreras.
Pese a ello, el proyecto se hundió.
El fuero militar del
Gobierno -que sigue en el debate- tiene muchos inconvenientes. El tiempo es el
principal; para su aprobación se necesita un semestre más; luego el trámite de
una ley estatutaria y su revisión por la Corte Constitucional, y después la
formalización de los nuevos tribunales. Demasiado tiempo para una situación
urgente. El proyecto, además, no se compadece con la realidad de los militares
en Colombia, quienes a pesar de combatir en un conflicto muy agudo tienen muy
pocas garantías procesales, y en ocasiones, son perseguidos.
Si analizamos la
información suministrada por el Centro de Seguridad y Democracia de EE.UU.,
vemos que en todos los países de la región el fuero militar está vigente y es
mucho más fuerte que el nuestro, aun cuando esos países no viven ni han vivido
una situación como la nuestra. En Ecuador incluso las violaciones a los
derechos humanos hacen parte de los tribunales militares. En Venezuela la justicia
penal militar se encarga de los delitos militares y de los delitos comunes
cometidos por militares en unidades militares, en funciones, en actos de
servicio, en comisiones o con ocasión de ellas. En Chile durante los tiempos de
guerra los procesos no pueden prolongarse por más de 48 horas e incluyen los
delitos militares y aquellos delitos comunes cometidos en el ejercicio del
servicio. Y en los países desarrollados el fuero es fuerte, hasta llegar a
casos como el francés donde toda infracción o delito penal cometido por un
militar, o contra un militar, es tratado por el tribunal especializado en
materia militar del tribunal de grande instancia designado por la ley.
Este breve recorrido
muestra algo evidente que en Colombia parece haberse dejado de lado; para
librar una guerra y ganarla hay que darles garantías a los militares, pues la
guerra es tiempo abrupto y terrible. El nuevo proyecto del fuero militar tiene
fallas detectadas por varios entendidos y no tendrá resultados inmediatos.
Habrá consecuencias atribuibles sólo al Gobierno y a los congresistas que
hundieron el otro. Colombia está en un momento fundamental, lo que se decida
ahora marcará el futuro. Es responsabilidad de todos analizar estos contextos y
tomar partida en las discusiones que definen nuestro destino; con eso cumplió
Uribe.
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