16 de mayo de 2012 | Kien
escribe | Por: Guillermo Rodríguez
Durante semanas el gobierno Santos con la ayuda de su amigo y acérrimo defensor, el senador Roy Barreras comenzó a dar los primeros pasos para la paz, seduciendo con este marco cada bancada del legislativo.
Muchos creemos
que no faltó la dádiva, siempre y cuando fuera aprobado el añorado por unos y
rechazado por otros, marco jurídico para la paz.
Las salidas de Santos
y su apóstol Barreras, con el atentado terrorista de las últimas horas en
Bogotá, quedaron solo en palabras y nada de buenas intenciones. Venga de donde
venga el atentado, es una bofetada directa al gobierno que abrió la posibilidad
de hablar nuevamente de paz. El último hecho terrorista le da más bien la razón
al grupo de conservadores que desde la semana pasada criticó e intentó detener
el proyecto.
Pero será que al
Congreso si le queda voluntad para aportarle otra vez a una nueva ley cuando la
respuesta a su gestión sea con bombas. Al ver estas imágenes podemos decir o
pensar que retrocedimos casi dos décadas. Hace bastante tiempo que no teníamos
que enfrentar un atentado de esa magnitud. Confusión, caos, el ruido penetrante
de las bombas, el olor, la angustia, el sonido de las ambulancias y el terror
de que ese mismo hecho pueda repetirse en los próximos segundos, minutos u
horas.
Nuevamente el
terrorismo se salió con la suya, no solamente quiso atentar contra la vida del
exministro del Interior y de Justicia, Fernando Londoño, por fortuna ileso, si
no también quitó la vida a civiles y dejó gravemente heridos a un gran número
de personas que pasaban por el sitio de los hechos, gente trabajadora, como su
conductor y escolta, estudiantes, transeúntes, gente trabajadora e inocente.
¿Esta es la
respuesta de los violentos a los colombianos que esperamos la paz? ¿Con bombas
quieren depositar su confianza para convencernos a todos de sus gestos
transparentes de paz?
Hace 17 años fue
asesinado el excandidato presidencial Álvaro Gómez Hurtado, en la actualidad,
su sobrino, el congresista Miguel Gómez, víctima del terrorismo que ha enlutado
a este país, insiste en su negativa al marco para la paz ya que lo considera
“peligroso para la institucionalidad del país, lesivo para los principios de
igualdad ante la justicia y dañino para los derechos de los cientos de
colombianos que han vivido en carne propia las dolorosas consecuencias de
barbarie criminal”.
Lo que paso ayer fue
un lamentable hecho histórico, por un lado Bogotá bañada en sangre, y por el
otro el gobierno Santos presionando a la Cámara de Representantes para que
fuera votado el marco jurídico para la paz. El ataque terrorista contra un
exfuncionario que aportó mucho al país cuando fue Ministro del Interior, no
solo diseñó con Álvaro Uribe una política de cero politiquería y la seguridad
democrática, sino que sigue aportando a la sociedad desde su programa radial la
“La hora de la verdad”, esos actos hacen plantearnos ¿Colombia una sociedad de
odios, de vendettas? ¿A qué le está jugando el gobierno Santos? ¿Santos nos
quiere llevar a otra violencia partidista?
Recordando: ver ayer
la preocupación del Gobierno, ocho ministros “empujando” el marco jurídico para
la paz, justo un día que Bogotá se salvó de un carro bomba que hubiese acabado
con medio centro de la ciudad, y el atentado terrorista contra Fernando
Londoño; no solo me produce repugnancia y dolor, también me hace recordar la
manera como se eligió en 1849 en la Iglesia de Santo Domingo de Bogotá al
general José Hilario López: liberal él, se hizo elegir con pistolas y puñales
en el recinto, las barras armadas todas y en la mayoría de su partido hicieron
una especie de “presión armada” para que fuera elegido; en ese entonces las cámaras
elegían al Presidente de la República.
Publicado: Mayo 16, 2012
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