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Peláez y Gardeazábal agosto 1 de 2018
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Oportunistas

Por Antonio Caballero


OPINIÓNTodos se han llamado liberales, todos, en algún momento, se han dicho de izquierda, y todos han sido ministros de César Gaviria.
Sábado 12 Diciembre 2009


El ex presidente liberal Ernesto Samper le propone a su partido un giro a la izquierda. El mismo giro a la izquierda de que vienen hablando los jefes del Partido Liberal por lo menos desde los tiempos de Rafael Uribe Uribe, el otro Uribe, el que asesinaron hace casi un siglo. No: desde antes. Desde los radicales del siglo XIX. Desde siempre.
Y, como siempre, el candidato y jefe del Partido Liberal, que esta vez es Rafael Pardo Rueda, está de acuerdo con la viejísima idea. Y dice que la línea del partido debe ser "la de la socialdemocracia y la igualdad", y que el giro a la izquierda debe incluir contactos con el Polo Democrático en la perspectiva de una posible alianza electoral. Suponiendo, claro está, que el Polo siga siendo de izquierda.

Y, en todo caso, ¿con qué sector del Polo? Porque el giro a la izquierda no debe descuidar tampoco -como siempre- la apertura hacia la derecha. La reconciliación con Germán Vargas Lleras, que es la derecha extrema: está a la derecha, incluso, de Álvaro Uribe, de quien fue el primer partidario hace ocho años, cuando Uribe abandonó el Partido Liberal para lanzar su candidatura disidente. Dentro de la reiterativa historia del Partido Liberal colombiano los giros a la izquierda van siempre acompañados por una rectificación de rumbo hacia la derecha. De modo que, hecha esa apertura hacia Vargas, ¿por qué no ampliarla también hasta Juan Manuel Santos, que también es de extrema derecha pero viene también, como todos, como siempre, de la 'familia liberal'?

Hubo un momento en que, para mostrar su talante de izquierda también él, le escribió un prólogo al prólogo que le había escrito el inglés Tony Blair al libro La Tercera Vía del politólogo Anthony Giddens. Tercera vía que consistía en que los partidos de izquierda -en ese caso el Laborismo británico- se hicieran de derecha para llegar al poder. Una recomendación que parecía pensada por un miembro del liberalismo colombiano que Blair siguió al pie de la letra, con éxito. Así que también Santos cabe ahí. ¿Y por qué no el propio Uribe? Él también viene de la llamada izquierda liberal: militaba en el 'Poder Popular' de Ernesto Samper y le hizo campaña a Horacio Serpa. Rafael Pardo, por su parte, fue el ponente de la reforma constitucional para su primera reelección. Todos vienen de allá. Todos han comido en la misma pesebrera. Todos se han llamado liberales, todos, en algún momento, se han dicho de izquierda, y todos han sido ministros de César Gaviria: neoliberales económicos, como el remoto antecesor de todos ellos, Florentino González.

Tal vez el caso ejemplar sea el de Vargas Lleras, nieto de Carlos Lleras que afirmó sin ruborizarse que el Partido Liberal era "una coalición de matices de izquierda". Vargas dejó el partido para fundar su propio chuzo de garaje, llamado 'Cambio Radical'. ¿Cambió radicalmente? No: siguió siendo idéntico a sí mismo. Como todos.

Y salta a criticarlos a todos, por oportunistas, ¿quién? Rudolf Hommes: otro que también fue ministro neoliberal de Gaviria, también fue liberal y también fue uribista. Lo hace desde las páginas de El Tiempo, periódico que también fue liberal, neoliberal y uribista, y sigue siéndolo. Y Hommes, no contento con criticarlos a todos por su oportunismo, les ofrece además la receta para que vuelvan al poder:

"El liberalismo -escribe el ex ministro- podría renovarse si se orienta en esa dirección, confirma su vocación popular y progresista y congrega a personas de distintos orígenes, de distintas clases sociales y de distintos matices ideológicos que no militan con Uribe en la derecha pero tampoco simpatizan con la izquierda de Carlos Gaviria. Podría retomar lo que lo hizo mayoritario en el pasado y abrirles las puertas a los jóvenes, a los trabajadores y a los pobres, para expresar sus necesidades y defender sus derechos y aspiraciones".

Lo dicho: como siempre. En este país los liberales, mientras más de derecha son, más oportunistas de izquierda parecen.

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