Por YAMID AMAT
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
Sobre su permanencia, el Ministro de Defensa afirma que no va a fiestas a las que no lo invitan, pero confiesa que aún hay proyectos que le gustaría hacer.
El ministro de Defensa, Gabriel Silva, dice que los "deseos expansionistas e intervencionistas" del mandatario venezolano, Hugo Chávez, han sido derrotados, y reitera la conveniencia de convertir el aeropuerto de Barranquilla en base militar.
Silva, quien asumió la cartera de Defensa hace apenas 10 meses, afirma sobre su continuidad en el cargo, bajo el próximo gobierno: "No me cuelo a las fiestas donde no me invitan". Pero admite que "aún tiene sueños que le gustaría desarrollar".
"Me preguntaban unos expertos internacionales sobre Colombia, y les dije que veía un futuro despejado y que estamos muy cerca de concluir el proceso democrático más tranquilo en siete años: nuestro país va a ser otro. Recuerdo con estremecimiento mi pasada experiencia en el sector público, como asesor del presidente Barco, cuando me tocó enfrentar cuatro asesinatos de candidatos presidenciales. Esa época nefasta es del pasado. La actual jornada electoral tan libre, tan democrática, le da un carácter irreversible al nuevo país que ha logrado el presidente Uribe".
¿Pero situaciones como las del Cauca y el regreso de las 'pescas milagrosas' con el secuestro de Nariño no muestran un país aún afectado por la actividad guerrillera?
La intención del narcoterrorismo es crear la impresión de que la seguridad democrática fracasó. Sin embargo, son hechos perturbadores que nos duelen, y por eso es necesario que el próximo gobierno mantenga con vigor la seguridad. Aún estamos lejos de acabar a las Farc y al narcoterrorismo, pero si la seguridad democrática sigue, lo vamos a lograr en el inmediato futuro. La serpiente está arrinconada y débil, pero viva.
¿Acaso teme que esos programas no se conserven?
Me reuní con Antanas Mockus y le dije que para nosotros él y Juan Manuel Santos son, para todos los propósitos de seguridad, presidentes electos.
A propósito: hay versiones según las cuales las amenazas que hubo contra Mockus fueron hechas por sus seguidores. ¿Hay algún indicio de que sea así?
Un trabajo impecable de investigación de la Policía nos permitió conocer el montaje. El propósito era sembrar inquietud y no llevar a cabo un plan de asesinato.
¿Le gustaría continuar como Ministro de Defensa?
Yo no me cuelo en las fiestas a las que no me han invitado. Si me invitan, tomaré la decisión; de lo que sí estoy seguro es de mi vocación de servidor público, y estoy disponible para servirle a mi país. Y no es retórica.
Dice que no lo han invitado, ¿pero le gustaría que lo hicieran?
Eso sería lagartear una invitación, y lo que más odio es ser lagarto.
¿Qué destaca de su gestión como Ministro de Defensa?
Robustecimos nuestras fuerzas, extendimos el control de todo el territorio, logramos la continuidad del impuesto al patrimonio, que garantiza la financiación de la seguridad. En estos meses le hemos parado el macho al presidente Chávez; hemos mantenido a la defensiva a las Farc; hemos logrado grandes conquistas para desmantelar a ese grupo narcoterrorista y hemos capturado más miembros de bandas criminales que en años anteriores. Se han hecho muchas cosas, pero claro que tengo sueños y proyectos que me encantaría desarrollar.
¿Como cuáles?
La derrota final de las Farc. El golpe final a la culebra herida.
¿Qué significa la expresión le hemos parado el macho al presidente Chávez?
Que los deseos expansionistas e intervencionistas de Chávez han sido disuadidos.
¿Es decir?
Los colombianos y la Fuerza Pública estamos preparados para defender la soberanía nacional.
¿Para qué le recomendó al Presidente una gran base militar en la costa norte?
Colombia, durante prácticamente toda su historia, en el tema de seguridad, sólo tuvo consideraciones de orden interno: narcoterrorismo, crimen organizado, mafias. Ese era nuestro problema. Infortunadamente ahora hay también riesgos externos, y nuestra obligación, con toda la prudencia y delicadeza que hay que tener, es decirle al país que esos riesgos existen y que hay que prepararse para ellos. Es lo que le hemos dicho al Presidente.
¿Por eso es necesaria una base militar en la costa norte?
En el contexto internacional hay riesgos que afectan la seguridad de Colombia, por eso es necesario fortalecer nuestra capacidad de operación en el norte del país. Quisiéramos ver en el aeropuerto de Barranquilla una ampliación de nuestra presencia para operar desde allí.
¿La idea es convertir el aeropuerto de Barranquilla en una base militar?
Tiene condiciones técnicas ideales para fortalecer nuestra presencia militar y la defensa aérea. Eso se puede hacer a través de un aeropuerto mixto, o de un aeropuerto simplemente militar. Es una decisión que no nos corresponde. Entre las cosas que hay que hacer para seguir avanzando en la seguridad democrática es tener una mayor capacidad de operación, robusteciendo el aeropuerto de Barranquilla militarmente.
¿De dónde nace la versión sobre una baja moral de las Fuerzas Militares?
Yo decía que no compartía el pensamiento del general Jorge Enrique Mora, en el sentido de que la debilidad de la defensa jurídica de los militares producía baja moral. Debo reconocer que al saber de un oficio de la Fiscalía sobre "indagación preliminar" al general Freddy Padilla, de pronto le doy la razón al general. Convocar a una diligencia judicial a un hombre impoluto e inocente, que ha dedicado 44 años de su vida a servirle al país, es una señal que a todo el mundo, yo incluido, nos conmueve. Es resultado del terrorismo moral contra la Fuerza Pública. Como no nos pueden derrotar en el campo de batalla, nos quieren derrotar en los estrados judiciales.
¿Es un plan contra las Fuerzas Militares?
Hay un ataque, casi que una conspiración contra las Fuerzas Militares.
¿Dirigida por quiénes?
Por amigos del terrorismo y enemigos políticos del Gobierno, que desarrollan una acción concertada, coordinada, encaminada a afectar la integridad de una institución.
El presidente Uribe denunció que la juez que ordenó encarcelar a Mario Aranguren ha dejado en libertad a 11 narcotraficantes. ¿Tiene alguna información?
Imagínese: de cada 10 capturas que hacemos de sicarios, criminales y asesinos, 8 quedan en libertad.
Las Naciones Unidas acaban de publicar un informe en el que afirman que se siguen violando derechos humanos en Colombia...
El informe reconoce que los 'falsos positivos' no fueron una política de Estado. Los primeros aliados para luchar contra la impunidad son el Ministro de Defensa y las fuerzas. Queremos pronta justicia y castigo ejemplar.
Algunos sectores afirman que los 'falsos positivos' son la consecuencia de exigirle a Fuerza Pública resultados. ¿Cuál es su opinión?
No es cierto. Una cosa es exigir eficiencia y transparencia, y otra lo que dicen los sectores que menciona. Lo que es real es que, gracias al esfuerzo del Presidente, los colombianos se han liberado del narcoterrorismo y del narco- paramilitarismo
Los militares en retiro también hablan de sueldos y beneficios...
No sólo ha existido un fortalecimiento de la Fuerza Pública, sino un incremento de beneficios. Los soldados profesionales no tenían asignación de pensión ni acceso a la salud para su familia y hoy los tienen. No me pueden echar el cuento de que tenemos a las tropas desamparadas. Y hay más: 46.000 policías están atrasados 5, 6, 10 ó 12 años en los ascensos porque no había plata para pagar esos ascensos. Ya se decidió su nivelación. Quisiéramos que los reservistas retirados tuvieran mejores ingresos, pero hay aspiraciones que no son factibles financiera o legalmente.
Hace unos días hubo un choque sangriento entre hombres de las Farc y del Eln. ¿Qué está pasando?
Es la lucha por intereses económicos a través del narcotráfico. Como se quedaron sin espacio, se pelean como perros y gatos.
¿Cuántos hombres tienen hoy las Farc?
Cuando este gobierno comenzó tenían cerca de 24.000. Hoy tienen entre 7.000 y 7.500.
¿Y el Eln?
Está prácticamente desaparecido; tiene unos grupos importantes en Arauca y en la frontera con Venezuela y el sur del país, pero no son una amenaza.
El convenio de cooperación militar entre Estados Unidos y Colombia para prestar asistencia en las bases generó escándalo continental. ¿Ya están en marcha esos convenios?
Eso fue una tormenta en un vaso de agua; lo demuestra que después de Colombia, el gran paladín de la unidad latinoamericana, Brasil, firmó un convenio igual. Hay que reconocer que cometimos el error de no explicarle al país lo que eran esos acuerdos, que no son otra cosa que hacer más y mejor lo que veníamos haciendo hacía décadas.
¿Ya están en ejecución?
Como le digo, es lo mismo que veníamos haciendo, pero mejor y más organizado. Por ejemplo, la primera acción que se hizo con ese acuerdo fue trabajar conjuntamente para llevar la ayuda humanitaria a Haití.
Se presentó una demanda por inconstitucionalidad contra ese acuerdo...
Sí, pero el país sabe que las bases jurídicas de ese convenio son sólidas.
¿Tendrá algún contacto con la secretaria de Estado de EE. UU., Hillary Clinton, durante su próxima visita?
Tenemos una reunión privada para discutir temas de defensa. No vamos a hablar con ella con una actitud mendicante; vamos a hablar como socios, como aliados, como compañeros en la lucha contra el narcotráfico.
¿Qué decisión se tomó sobre el envío de soldados nuestros a Afganistán?
No se ha tomado. Tenemos la intención de participar de la mano de la Otan en la lucha contra el terrorismo de Afganistán, con instructores. Trabajamos con la comunidad internacional contra el terrorismo y las drogas; estamos entrenando policías en México; colaborando con Guatemala, Jamaica, Paraguay y Panamá. Participamos en la misión humanitaria de la ONU con policías en Haití.
¿Qué temen para tomar la decisión de enviar soldados a Afganistán?
No es temor. Este tipo de operación requiere un análisis jurídico que estamos terminando, para poder firmar con la Otan y con España.
¿Y las versiones en el sentido de que Colombia pediría ciertas garantías para que no pongan a nuestros hombres como carne de cañón?
El propósito es esencialmente participar en entrenamiento. Decir que vamos de carne de cañón no es cierto. Vamos como socios de la fuerza de la Otan. Para Colombia, respaldar la conquista de nuevos mercados con acciones de solidaridad es muy importante.
¿Se recuperó la confianza de Ecuador en la cooperación militar en la frontera?
Hace rato. Pasamos de una situación compleja y de lejanía, a una de creciente normalización. Estoy hablando muy frecuentemente con mi homólogo en Ecuador. Hace unos días le pedí ayuda para garantizar la seguridad en la frontera en las elecciones, y obtuvimos formidable respuesta. Todos los días, la inteligencia de la Policía y del Ejército comparte información con la Fuerza Pública de Ecuador. Estamos esperando que pasen las elecciones para volvernos a reunir allá.
¿Las dificultades en defensa que provocaron la ruptura de relaciones han sido superadas?
Desde el punto de vista de resultados, sí. Desde el punto de vista diplomático, faltan algunos pasos; hay una hoja de ruta que establecieron el Presidente y el Canciller, que se está siguiendo eficazmente.
¿Qué le parece que en todas las encuestas aparezcan nuestras Fuerzas Armadas como la institución de mayor prestigio en el país?
Las encuestas ratifican lo que yo veo: un profundo agradecimiento de la sociedad con su Fuerza Pública, con el presidente Uribe, con sus generales, sus soldados y la Policía. Le quiero decir que, a partir de las últimas encuestas sobre la campaña electoral, me reafirmo en que se necesitan menos encuestas y más politólogos. Y estoy hablando en causa propia porque soy politólogo y espero conseguir empleo después del próximo 7 de agosto.
A usted no le gustan las encuestas...
Me gustan mucho, pero hay que analizarlas con ciencia política, meterles más análisis y menos ligereza. Y yo estoy buscando puesto.
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