El paseo... a la China ~ La Otra Mitad de las Verdades a Medias

Domingo 5 de septiembre de 2010 Por: Salud Hernández-Mora

Vamos a ver qué aprendieron los magistrados de la Corte Suprema luego de pasear por la dictadura China

Estoy ansiosa por conocer el informe sobre China de los seis magistrados de la Corte Suprema que viajaron a la dictadura oriental, acompañados por la secretaria general de dicha entidad.

En la administración de Justicia, donde la filtración es la norma, no creo que impongan el secreto del sumario a un documento que debe ser muy sugestivo.

Quisiera saber qué aprendieron de pena de muerte los dos miembros de la Sala Penal, o de espionaje industrial y protección de marcas 'chiviadas' los de la Civil, o, más interesante aún, de derecho a la huelga los dos magistrados de la Sala Laboral.

Claro que, en ese campo, seguro que les ayuda el reporte que en su día elaboraron los esposos Gustavo Gómez Aranguren, magistrado del Consejo de Estado, y María Victoria Calle, magistrada de la Corte Constitucional.

Tuvieron la dicha de ser designados por sus entidades para asistir a un encuentro en Ginebra (Suiza) de la OIT. Una casualidad que seguro disfrutarían con los viáticos que cada uno recibió los escasos veintiún días que allá permanecieron: 15'790.500 de pesos. Como supongo que compartirían habitación y gastos de desplazamiento, los más de treinta millones les permitieron vivir con holgura. Se me olvidaba: 10'707.994 costaron ambos tiquetes.

En esto de la Justicia viajera, la plata no es un obstáculo y dada la que gastan los togados en recorrer mundo, no extraña que se quejen de que les disminuyan los fondos.

Y eso que a China los invitaron, ese es uno de los objetivos de las embajadas de dicha nación: conseguir visitas de delegaciones extranjeras para dar la imagen, tanto en el interior del país como por fuera, de que son tan democráticos como las democracias. Pero la Corte pagó los tiquetes (38'946.532 millones) y hubo que darles viáticos para cuatro días (21'052.800 en total). Una comprende que la Expo de Shanghái tienta, pero conviene disimularlo y siete personas parecen muchas.

Créanme que no escribo todo esto con el ánimo de desprestigiar a las altas cortes, como siempre piensan ellos. Lo hago porque considero que tienen una ocasión única de realizar una reforma profunda, consensuada entre ellos mismos y con el Ejecutivo y el Legislativo, que logre, entre otros muchos fines, erradicar viejas costumbres que en nada ayudan a revestir de majestad a los tribunales superiores.

Que no vuelvan a repetirse casos bochornosos como las veladas de Giorgio Sale, con cantante espontáneo o sin él. Lo de menos es si Jaime Arrubla, presidente encargado de la Corte Suprema, interpretó algunos temas con su aterciopelada voz en alguna ocasión -que sí lo hizo y perderá la demanda porque sabe que dije la verdad-, sino si es ético dejarse manosear por empresarios como el italiano, que resultó ser mafioso, o por Ascensio Reyes, que les pagó casi todo en el célebre "paseo opita".

Por cierto, que el magistrado Yesid Ramírez -quien no me puso demanda por injuria y calumnia pese a indignarse y negar al principio, como San Pedro, que Giorgio Sale le regaló un reloj, detalle que yo revelé y él terminó admitiendo- está presto a recibir otro homenaje de sus colegas y de sus paisanos en Neiva.

Esperemos que esta vez hayan aprendido la lección y el amigo Reyes no cancele los gastos de todos.

Y una última sugerencia con el mayor respeto: ya que van por el mundo, ¿por qué no hacen escala en Roma, entrevistan a Giorgio Sale y salimos de dudas? Es increíble que jamás tuvieran la menor curiosidad por conocer su versión de los hechos.

Insisto, en estas líneas no existe el ánimo de minusvalorar un poder estatal que debe ser independiente e inmaculado, un pilar fundamental sin el cual la democracia y los derechos ciudadanos sencillamente no existen. Y si no, que se lo pregunten a los disidentes chinos.

NOTA. Si Conrado Gómez es superintendente de Salud, habrá suspicacias porque su hermano es representante legal de Afidro.