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El Presidente Santos estará complacido: será recordado como un traidor

22 de mayo de 2012 |OPINIÓN| Por: Paloma Valencia Laserna
El presidente Santos dijo que quería ser recordado como un traidor; así será y además tendrá la responsabilidad histórica de haber debilitado la democracia en Colombia.
La cuestión no es si nos gusta como fue el gobierno uribista, lo sustancial reside en que el mandato de los electores debe ser obligatorio para el elegido.
La democracia es un sistema con muchos defectos, pero comparado con los otros siempre resulta favorecido; pues el hecho de que las mayorías expresen su voluntad a través del voto, le da legitimidad a los gobernantes e importancia al querer ciudadano. Las reglas son sencillas, pero claras. Sin embargo, el Presidente Santos las violentó. Fue elegido por los seguidores del ex presidente Uribe, con el mandato preciso de continuar con las políticas y la manera de entender el país que había caracterizado al gobierno que sucedería, y él optó por hacer su propio y particular gobierno.
La cuestión no es si nos gusta o no como fue el gobierno uribista, si tuvo o no defectos; lo sustancial del asunto reside en que el mandato de los electores debe ser obligatorio para el elegido. Quien tenga dudas de que el vehículo con el cual se eligió Santos fue la figura de Uribe, debe recordar que una de las misiones que cumplió JJ Rendón al ser contratado por Santos para asesorar su campaña, fue mostrarle que sin Uribe estaba perdido; cambiaron la publicidad y el discurso para acercarlo al entonces Presidente; se le oyó a Santos decir, muchas veces, que él representaba la fuerza uribista. Fue una estrategia efectiva.
Es hacerle trampa a la democracia fingirse de una manera, expresar determinadas ideas y luego de ser elegido transformarse en otra cosa. Es una actitud que hiere profundamente el sistema y el sentido de la estructura que ella representa. El presidente Santos engañó a sus electores y esto debilita la democracia; los electores pierden la confianza en los líderes y en el sistema mismo.
¿Cómo se pueden sentirse hoy los uribistas que votaron por Santos esperando la continuidad de sus políticas, en un gobierno que no sólo no las sigue, sino que además ha hecho del uribismo su enemigo? ¿Puede llamarse democracia un sistema donde las mayorías se expresan, ganan las elecciones pero al final los elegidos abandonan la causa de sus electores? ¿Qué puede pensar sobre la democracia el grupo mayoritario de ciudadanos que a pesar de ganar las elecciones presidenciales, parlamentarias y regionales hoy en la práctica carece de representación política?
El asunto del Congreso es exactamente el mismo. Unos parlamentarios elegidos con una agenda muy clara, que ahora por prebendas están sometidos al Gobierno. Son muy pocos los congresistas que hoy siguen los lineamientos del uribismo, -que expresa Uribe, no como Ex presidente sino como vocero de un grupo de colombianos que votaron libremente en las elecciones, ganaron y sin embargo, no tienen representación política.
El Representante Miguel Gómez y el Senador Juan Carlos Vélez son voces solitarias, que a veces logran congregar otros parlamentarios para expresar el descontento frente a políticas que se apartan del sentir de sus electores, como el Marco Jurídico que pretende la impunidad para los narcoterroristas de las Farc y la ausencia –inconstitucional- de fuero militar que le den las garantías a los militares que combaten en nombre de la democracia. Gómez y Vélez están pagando caro su intento por respetar el mandato de su electorado; están en el ostracismo; incluso el Ministro de Hacienda, Echeverri, le notificó al Senador Vélez que no asistiría a la reunión que tenía planeada el Senador sobre el TLC con los 100 más importantes industriales de Antioquia, porque el Senador no había apoyado el Marco Jurídico para la Paz.
Este es un Gobierno que sabe usar la maquinaria política; y un congreso que se empalaga con mermelada y se traga los sapos que comprometen el futuro de Colombia. A medida que se acercan las elecciones, muchos de aquellos parlamentarios que hoy van a las reuniones con Uribe y salen a votar las propuestas del gobierno, volverán hacia el uribismo; pues el elector mayoritario está en esta fuerza. Irán, pues, regresando para que otra vez los reelijan.
Este contexto, da al mismo tiempo, la oportunidad para que los uribistas depuren sus líderes. Las elecciones que ya se aproximan tienen que garantizar una representación política comprometida con los ideales que inspiran al movimiento político; será deber de los electores no dejarse engañar y evaluar la fidelidad que hasta el momento han mostrado los elegidos y la que mostrarán en los siguientes debates, y no después cuando todos intenten regresar.
Ojala ésta herida que ha dejado sin poder político a las mayorías, se sane pronto. Colombia necesita de la democracia, y es deber de todos los actores políticos preservarla y favorecerla, por encima de sus vanidades personales. La política tiene que limpiarse de los subterfugios electoreros, de la falsa propaganda y de la manipulación estratégica: que los candidatos se muestren como son para que los colombianos podamos elegir libremente.

Twitter: @PalomaValenciaL

Publicado: Mayo 22, 2012

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