6 de noviembre de 2011 | COLUMNA| Por: Francisco Santos
¿Se aguantarán las Farc un líder que despache desde la comodidad que les ofrece nuestro nuevo mejor amigo? Lo cierto es que por primera vez en su historia, el jefe natural de las Farc, que ahora debe ser Márquez, da órdenes desde otro país.
Hay
que empezar por felicitar al presidente Juan Manuel Santos, al Ministro de la
Defensa y a la nueva cúpula militar por este gran golpe contra la cabeza de las
Farc, Alfonso Cano. Nuevamente esta organización criminal queda sumida en una profunda
crisis de liderazgo sin jefe natural ni jefe militar pues aún no ha encontrado
sucesor al ‘Mono Jojoy’.
Alfonso
Cano comenzaba a tomar las riendas de las Farc e implementar la estrategia
renacer que tenía varios componentes: trasladar el eje de la guerra de las
selvas del sur a la alta montaña del norte del Cauca, sur del Tolima y
occidente del Huila para neutralizar la aviación y el transporte helicoportado;
rehacer la retaguardia en el Pacífico; consolidar la guerra de guerrillas con
énfasis en el uso de explosivos y ataques a las infraestructura.
La
respuesta de las instituciones fue la fuerza de tarea del sur del Tolima que
ahora deja este resultado histórico pues en los 47 años de existencia las Farc
es la primera vez que pierde a su comandante no por muerte natural sino por
muerte en combate. No podemos olvidar que tanto Jacobo Arenas como Manuel
Marulanda murieron de viejos.
Con
Cano ya son cinco los miembros del Secretariado que han muerto en los últimos
tres años lo que plantea un quiebre definitivo en el balance la guerra. Si a
esto se suman golpes como la muerte de ‘Mincho’, jefe del narcotráfico en el
Pacífico y la captura de ‘Pacho chino’ ejecutor del secuestro de los diputados
y hombre clave del bloque central, es innegable ya el momento crítico de las
Farc.
Pero
no hay que cantar victoria y pensar en salidas rápidas sería desconocer la
capacidad de reciclaje y adaptación de la organización terrorista. La pregunta
es qué sigue.
Un
efecto de la muerte de Cano es que debe crecer el ascendiente de Pablo
Catatumbo. Sin embargo, la definición del nuevo líder plantea interrogantes. El
primero es si los miembros del secretariado que viven en Venezuela, ‘Iván
Márquez’ y ‘Timochenko’, se regresan a Colombia a pelear como se los exigió
duramente Cano. ¿Se aguantarán las Farc un líder que despache desde la
comodidad que les ofrece nuestro nuevo mejor amigo? Lo cierto es que por
primera vez en su historia, el jefe natural de las Farc, que ahora debe ser
Márquez, da órdenes desde otro país. Una ironía para una organización que se
precia de ser nacionalista y de querer resolver las cosas aquí y sin
intermediarios.
El
equilibrio de poderes y la representatividad regional de los bloques ha sido
esencial de la composición del Secretariado. De ahí que es posible que suba
Jacobo, de Urabá, o Bertulfo el del Magdalena Medio para suplir el cupo de
Cano. La gran decisión es si el bloque sur, el de Joaquín un dogmático como
Cano, y Fabián un campesino dedicado a la coca, logra imponerse en la
escogencia del nuevo líder. Si la respuesta es positiva tendremos una Farc más
comprometida con el narcotráfico y con alianzas más fuertes con las bandas
criminales.
Las
Farc aún tienen fuerza en el Pacífico, en las selvas del sur, en el Cauca y el
sur de Tolima, Arauca y Norte de Santander. El refugio en Venezuela sigue
siendo su oxígeno. Sin embargo, tras de ocho años de seguridad democrática y
casi dos de Santos las Farc están en un proceso irreversible de derrota. Con un
Chávez débil y un entorno político en Colombia cada vez más hostil a la lucha
armada, a las Farc sólo les queda o una paz digna, que ya no es la del Caguán,
o una guerra inútil que lentamente pierden.
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