4 de diciembre
de 2011 | OPINIÓN | Por: FRANCISCO SANTOS
Santos prefiere al príncipe Carlos y una semana en Londres que embarrarse con los campesinos que tienen el agua al cuello.
La encuesta Colombia Opina de RCN
la radio, la FM, Semana y RCN TV del viernes pasado es francamente negativa
para el presidente Juan Manuel Santos. Caen todos los índices que importan,
percepción de la economía (60% empeora o va mal), buen camino o mal camino
(-15% en un año) y gestión (-8% en 4 meses). Cuando esto se da con un gobierno
que tiene al Congreso y a la Justicia en el bolsillo, está lleno de plata,
maneja a su antojo gran parte de los medios nacionales de la capital y tiene
unas cifras económicas bastante buenas es para preocuparse.
Crecimiento económico del 5%, desempleo del 9% y recaudo tributario
creciendo al 20 %. Eso daría para estar en la gloria. Y no. Las clases media y
baja castigan duramente la gestión de Santos que ve cómo se le acaba la luna de
miel. Se da esa irónica contradicción entre la excelente imagen en el exterior
y la que se deteriora en el país. Exactamente lo contrario a lo que le sucedió
a Uribe. ¿La razón? Un cuidadosísimo manejo de imagen.
¿Qué sucede? Es sencillo: un desastre en ejecución en todos los frentes,
una pelea innecesaria con Uribe que lo desgasta en los estratos medios y bajos
y una desconexión con el país real que lo asemeja tanto a su exjefe Andrés
Pastrana que ya parecen fotocopias.
Es fácil manejar algunos medios de la capital. Lleva años cultivándolos
y desde que fue ministro supo cómo ganarse periodistas y sobretodo dueños. Pero
eso le llega hasta el estrato donde le llega el apoyo según esta encuesta, el 5
y el 6. Con la clase media y con el pueblo es a otro precio y ahí no hay Juan
Mesa que lo salve.
Entre otras porque hay que sentirlo y a Santos eso le cuesta. Prefiere
al príncipe Carlos y una semana en Londres que embarrarse con los campesinos
que tienen el agua al cuello. O pasar el fin de semana en Cartagena, otra
similitud con Pastrana, que irse a recorrer la Mojana o visitar a las madres de
los policías y militares muertos.
Hasta Uribe, el país, tenía ese tipo de presidentes. Que gobernaban
desde los salones de Bogotá. Claro, iban a las regiones, o mejor pasaban por
las regiones. Pero nunca se enganchaban con la realidad de la provincia
colombiana. Uribe cambió eso para siempre y de paso legitimó el Estado en zonas
donde nunca estuvo o si estuvo fue de paso como sus gobernantes.
Hay un gobierno tan lleno de soberbia que no escucha. A los cebolleros
de Boyacá, a los estudiantes del país (y si que le costó) o a los ciudadanos de
9 pueblos de Boyacá que le imploran que Ecopetrol no ponga un tanque de
almacenamiento de 350 mil barriles encima del Santo Ecce Homo. Un gobierno que
no ejecuta y es lejano al ciudadano.
Lo más indicativo de la encuesta es la negativa del 54% de los
ciudadanos a que Santos sea reelegido mientras el 35% se muestra de acuerdo.
Los ciudadanos al parecer no quieren la reelección. Pero cuando se les pregunta
si Uribe se debería reelegir otra vez, el 61% de los ciudadanos dice sí. ¿Es la
reelección el problema? ¿Es el candidato?
Aún es temprano en el gobierno para que Santos rectifique el rumbo. Un
político tan astuto como él lo puede lograr. Pero tiene que hacer grandes
cambios en su gabinete, en la prioridad de la agenda y en la manera como se
relaciona con las regiones y los ciudadanos. Es decir reinventarse. Quizás
debería mirar un poco para atrás, no para acusar como lo ha hecho hasta ahora,
sino para recordar todas esas horas que pasó al lado de Uribe y aprender de la
infinidad de lecciones que nos daba cada segundo de su gobierno.
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