22 de mayo de 2012 |Zona Franca| Por: JOSÉ
OBDULIO GAVIRIA
'Sinchi' y sus amigos incrustados en los medios pensaban que todo el mundo se arredraría con sus 'investigaciones'
La banda de 'Sinchi' ha intentado entrar por los cuatro costados
en la vida de Álvaro Uribe; y como nada ha encontrado, optó por la calumnia.
No muchos hombres han logrado introducir, con sus acciones o sus
omisiones, una palabra nueva en el diccionario. Cantinflas, el cómico mexicano,
por ejemplo, ya trasciende en la historia porque los académicos de la lengua
aceptaron llamar "cantinflear" a la acción de "hablar (o actuar)
de forma disparatada e incongruente y sin decir nada". Molière, dramaturgo
francés, es uno de los pocos privilegiados que ha logrado "grabar en
piedra" (para utilizar un giro muy en boga en Colombia) una palabra de su
creación. Se trata del adjetivo y sustantivo tartufo, que quiere decir hombre
hipócrita y falso.
Molière escribió su
obra El Tartufo, o el impostor, en 1664 y ya en 1694 el diccionario francés
LITRE incorporó esa acepción, como persona que finge o simula una devoción y
una virtud profunda con intención de engañar y sacar provecho de los demás. Son
características de un tartufo, la hipocresía, la ladina beatería, la torpeza,
la mediocridad y la excesiva codicia.
'Sinchi', el
personaje real, encarnado en la radio colombiana y que es idéntico al de
ficción creado por Mario Vargas Llosa en La tía Julia y el escribidor, en
asuntos éticos parece hermano gemelo de Tartufo.
'Sinchi' y sus
amigos incrustados en los medios de comunicación pensaban que todo el mundo se
arredraría con sus "investigaciones" periodísticas. Que bastaba que
alguien supiera que le estaban averiguando -aunque fuera superficialmente- su
vida, para que de inmediato tirara la toalla y se convirtiera en mansa ovejita
dispuesta a actuar como su esclavo. Ese es el origen de muchos contratos
millonarios, propiedad de emisoras y sinecuras familiares obtenidas por unos
pocos periodistas capitalinos.
La banda de 'Sinchi'
ha intentado entrar por los cuatro costados en la vida de Álvaro Uribe; ha
escudriñado hasta sus suspiros y como nada ha encontrado (ni podía encontrar)
distinto a trabajo, honradez y convicciones, optó por la calumnia. 'Sinchi' y
su banda de "colombianos por la paz" dedicaron ocho meses a preparar
con Salvatore Mancuso, el exjefe extraditado de los paramilitares, la versión
de una inexistente e imposible reunión entre él (Mancuso) y el expresidente.
A nadie pudieron
engañar.
Lo que pocos se
habían preguntado es qué pasaría si se les daba de su propia medicina, es
decir, si se inquiría por la vida de 'Sinchi' y su banda. Una somera revisión
de los datos autobiográficos de uno de esos periodistas que pontifican sobre la
decencia arrojó datos como que mentía hasta en la forma de escritura de su
apellido, falseaba sus orígenes para ejercer el arribismo social y se hacía
pasar por judío de origen yugoeslavo para facilitar el acceso a negocios con
sus nuevos "hermanos" de religión. Se supo que el capital inicial de
su empresa periodística era 'perafánico',
'villegalifrágilis' y 'cuestialidoso'. Ahí va un tartufo.
Como nadie ha
hurgado en la vida de 'Sinchi' por temor a su micrófono viperino, poco se sabe
de sus andanzas comerciales y sus amistades peligrosas. En los años ochenta, en
Medellín, 'Sinchi' llevó a la junta del periódico que dirigía al contador y
abogado de la mafia.
Indignados, varios
socios prefirieron perder su inversión a tener que compartir directorio con un
calanchín del cartel de Medellín. El pleito se dirimió con la lógica mafiosa:
el personaje se hizo humo.
Varios meses después
se supo que sus 'clientes' lo habían llamado a rendir cuentas y a cobrarle
deudas. Cambiaron los kilos de oro que les quedaba a deber por gramos de plomo
en la cabeza. Por una vez, 'Sinchi' fue leal: insertó nota laudatoria y sentido
pésame para la familia de su amigo delincuente... Y se fue para Bogotá. Ahí va
otro tartufo.
Miami, mayo de 2012
Publicado: Mayo 23, 2012
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