La Claridad | Por: PALOMA VALENCIA LASERNA | Publicado: feb.9,
2013
Uribe fue elegido con dos mandatos: por una parte restablecer la seguridad de los ciudadanos y por otra acabar con la politiquería.
La posibilidad de que
Uribe vaya al Senado, le abre la oportunidad
de defender desde el Legislativo sus logros y le otorga la posibilidad de darle
a Colombia la reforma política que añora.
Uribe fue elegido con dos mandatos: por una parte
restablecer la seguridad de los ciudadanos y por otra acabar con la
politiquería.
La descomposición del
conflicto le imponía al Estado la obligación de actuar: los otrora insurgentes
se convirtieron en los herederos de Pablo Escobar. Empezaron a usar los
cultivos y las rutas; y también los mecanismos terroristas y corruptores que
caracterizan a los carteles. Las Farc eran entonces, como son hoy, el mayor
cartel de cocaína del mundo. Colombia venía esforzándose por derrotar el
narcotráfico; fueron inmolados muchos colombianos, que aún nos duelen como
Galán y Lara Bonilla. Consideraban, entonces, que no podíamos ceder ante el
poder corruptor y terrorista del narcotráfico. Uribe tenía el mandado de
recuperar a través de la Fuerza Pública el control del territorio. En aquel
entonces era dudoso que pudiera hacerse; todavía nos sentíamos vencidos y
arrinconados por la violencia y el narcotráfico.
La seguridad
democrática demostró que los esfuerzos por recobrar la presencia del Estado
sobre el territorio nacional, favorecían la seguridad de los colombianos. En
eso Uribe cumplió y cambió la manera como se entendía hasta entonces la función
del Estado frente a los violentos.
Esa gesta parece
ahora descomponerse ante nuestros ojos, los mafiosos de las Farc ahora hablan
de legalizar algunos cultivos y de participar en política. ¿Por qué no
tranzamos con Pablo Escobar, o con los Rodríguez Orejuela? Muchas muertes y
violencia nos habríamos evitado. ¿O es que la cocaína envuelta en hojas de ‘El
Capital’ de Marx se purifica?
Cumplió Uribe con el
legado de los mártires de la democracia colombiana, y con la exigencia de
quienes consideramos que hay principios que no se negocian: el crimen debe ser
castigado: así lo establece la ley de Colombia y del mundo.
La otra faceta de la
elección de Uribe mostraba un deseo que sigue presente entre los colombianos;
el fin de la politiquería. El presidente Uribe fue elegido por la inmensa
mayoría, sin ayuda de los partidos ni de los políticos; estos llegaron a última
hora y se subieron al gobierno. Uribe los dejó gobernar a su lado con los
resultados que ya conocemos.
La posibilidad de que
Uribe vaya al Senado, le abre al expresidente la oportunidad de defender desde
el Legislativo sus logros en seguridad y su lucha contra el crimen. Además, y
sobre todo, le otorga la posibilidad de reformar el Congreso y darle a Colombia
la reforma política que añora.
El presidente Uribe
representaba y sigue representado la esperanza de que el Estado sea capaz de
actuar: que esté del lado de quienes cumplen la ley y haga que quienes la
infringen vayan a la cárcel. Es ahora, como antes, la esperanza de que la
política se transforme y hacer las reformas legales que requiere la nación.
El sólo anuncio de
que Uribe regresa a la política, empezó a producir buenos efectos. Los partidos
están buscando mejores candidatos. Y los vicios clientelistas han alejado de
Uribe a esos políticos que sólo son afectos al poder. Se trata de personajes
que no tienen ideología, que limitan su labor parlamentaria a burdas
transacciones con el Ejecutivo que les permitan reelegirse. Esa es una ventaja
de no tener poder, se depuran los aliados. El presidente Uribe no estará con
los políticos, como no estuvo en sus elecciones; y no le hará falta porque
tiene el respaldo de los colombianos.
Le quedarán todos
esos viciosos políticos a la Unidad Nacional; y los colombianos podremos
decidir en las urnas derrotarlos.
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1 comentarios:
feliz dia a los periodistas que no se han vendido por pautas publicitarias,ustedes hacen de su profesion un valuarte para la sociedad.
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