OPINIÓN| Por: JUAN DAVID
ESCOBAR VALENCIA| Publicado: julio 29, 2013
“La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió”. Francisco de Quevedo y Villegas.
El gobierno actual, “dirigido” por un supuesto astuto jugador
de cartas, está dando señales de que solo es un jugador irresponsable y
soberbio, aferrado a su vanidad…
Creo que nadie había tenido que plantearse una pregunta tan
macabra como la que sirve de título a esta columna, pero la continuidad de las
humillantes, inoportunas y pésimamente diseñadas conversaciones en La Habana,
luego del asesinato por parte de las Farc de soldados que cuidaban el
oleoducto entre Tame y Fortul, unos de ellos rematados con tiro de gracia,
lastimosamente hacen que este tétrico interrogante surja.
El gobierno actual,
“dirigido” por un supuesto astuto jugador de cartas, está dando señales de que
solo es un jugador irresponsable y soberbio, aferrado a su vanidad, que
obnubilado por el sueño de pasar a la historia por firmar con uno de los
carteles de narcotráfico más grande del mundo, cualquier cosa que se pueda
titular como paz y a cualquier precio, que es la paz de los cobardes o los
vencidos, se ha vuelto autista.
¿Será que la grandeza
está tan lejana al Presidente de Colombia que no le permite entender que solo
el círculo de áulicos y rémoras que se benefician de estar a su lado y reciben
sus favores y presupuesto en medios, son los que le dicen y le hacen creer que
las cosas van bien, y que hay que seguir en la misma ruta?
La diferencia de
resultados entre la perseverancia y la terquedad es enorme, pero la línea que
las separa es tan sutil que no es fácil percibirla, más cuando los sentidos
están embotados por el ego y la arrogancia, y peor aún cuando no son ni la
razón ni los principios los que guían su vida.
Presidente: ¿Cuántos
ataúdes con soldados asesinados necesita ver, si es que va a los entierros,
pues es mejor ir a los desfiles de Colombiamoda, para darse cuenta que el
premio Nobel no será algo digno que colgar sobre su cuello, sino la medalla a
la infamia mejor ganada del mundo?
Presidente: ¿Cómo
hace para conciliar el sueño? Cuéntenos. No sea egoísta.
De pronto se puede
patentar su descubrimiento y volverlo un medicamento, y con las regalías por
fin aparezca el dinero para construir las cien mil casas que supuestamente va a
construir, pero que al parecer no tienen presupuesto.
General Mora y
Naranjo: ¿Cómo hacen para sentarse en La Habana en la misma mesa con los cínicos
asesinos de sus soldados y policías, y no vomitan? No sean egoístas y
cuéntenos. De pronto se puede patentar su descubrimiento y producir un nuevo
antiemético, supresor de náuseas, que nos permita conseguir el presupuesto para
pagar la pensión de las familias de los soldados asesinados y mutilados en
combate, y hasta sobre algo de dinero para pagar el descomunal costo que va a
implicar desminar este país, que junto con la coca, es lo único que saben
sembrar los nuevos expertos contratados por el gobierno para diseñar la
política agropecuaria.
Presidente.
Equivocarse es de humanos, pero insistir en una equivocación es de tontos.
Levántese antes de que no quede duda que usted es otro de los secuestrados de
este país.
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