4 de diciembre del 2010 | Registro | Por Rafael Nieto Loaiza
Por eso, por la mano milagrosa del Presidente, Viviane Morales será la encargada de perseguir a los criminales en nuestro país.
¿Por qué ella y no Juan Carlos Esguerra y Carlos Gustavo Arrieta, quizás con mayor trayectoria jurídica que la escogida, más conocida por su paso por la política y como comentarista radial que como jurista? Me atrevo a insinuar una hipótesis: era, de los tres, la más cercana a Uribe y, en consecuencia, la que menos resistencia despertaba en el bloque mayoritario de la Corte. Los que antes bloquearon las elecciones fueron los antiuribistas rabiosos, entre ellos el Presidente encargado de la corporación y buena parte de la Sala Penal.
La Corte, finalmente, entendió que con su comportamiento pagaba un costo enorme en su imagen y reputación. Era inexplicable que los magistrados llevaran más de un año, entre otras decisiones pendientes, sin poder escoger su presidente en propiedad. El ríspido personaje, en la cumbre del sistema judicial por cuenta del alfabeto, despertaba tanta resistencia entre algunos de sus colegas que le negaron el premio que, año tras año, habían obtenido sus antecesores en el cargo. Arrubla no conoció la continencia verbal durante el tiempo que estuvo encargado y, sin consideración alguna con la dignidad que ostentaba, no tuvo reparo alguno en hacer público y evidente su odio visceral a Uribe.
Tampoco pudieron escoger, por año y medio, el nombre de quien llenaría la vacante abierta en la Sala Laboral. O votar por quien habría de encabezar la Fiscalía, en encargo por 16 meses, con un altísimo desgaste institucional por cuenta de la interinidad. ¿Habrán valorado los magistrados lo que significó la ausencia de Fiscal en propiedad en la lucha contra la criminalidad?
Como sea, la elección ahora muestra que la tesis de que el fiscal debía ser un penalista, argumento que usaran los magistrados para no escoger en la primera terna, era eso, una excusa y nada más. En la segunda estaba un penalista excelso, Gómez Gallego, ex presidente de la Suprema, y en ésta no hay ninguno. Tampoco se requería haber hecho carrera judicial para ser Fiscal, porque de los seis presentados por Uribe, cuatro habían sido jueces de altos tribunales. En fin, la elección de Morales prueba que toda la demora se debió a que un sector se negó por principio a escoger dentro de los presentados por el anterior gobierno. Grupito, por cierto, cobardón y marrullero, que nunca puso la cara ni se atrevió a decir lo cierto: que a Uribe no le escogían Fiscal, por mucho mérito que tuvieran los postulados, y punto.
Lo peor, por supuesto, fue torcerle el cuello a la Constitución con las tesis de la “viabilidad” y el “decaimiento”, sacadas del bolsillo como el conejo de la chistera del mago. Y haber sentado el precedente de que un grupúsculo de magistrados pueden burlar las competencias constitucionales y atravesarse como mulas muertas en el camino de la Justicia. Pésimo antecedente.
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