Por: Armando Montenegro
LA COMPETENCIA ENTRE ANDRÉS Felipe Arias y Noemí Sanín va más allá de la consulta para escoger al candidato único del Partido Conservador.
En esta extraña campaña presidencial, en la que todavía no se sabe si Uribe va o no va, los resultados de la disputa conservadora pueden ser la clave para definir la elección del próximo presidente, claro, en caso de que la Corte tumbe el referendo.
Por esta razón, en la consulta conservadora van a intervenir muchísimos colombianos que no son conservadores. La activa intromisión de todos ellos es legal (lo mismo sucede en algunas elecciones primarias de Estados Unidos). Los distintos candidatos la están estimulando.
La intervención de quienes no son conservadores, quizás decisiva, puede ser de dos tipos.
En primer lugar, habrá personas de la U, de Cambio Radical, del Partido Liberal, del Polo, del Partido Verde, o gente sin partido que votará por Uribito o por Noemí, impulsada únicamente por la simpatía o la antipatía que siente por ellos. Tendrán en cuenta la imagen de los dos candidatos y lo que conocen de sus trayectorias. En este campo, es casi seguro que quienes se escandalizaron con Agro Ingreso Seguro y con las cuestionadas maniobras de la campaña de Arias, saldrán a votar en contra de Uribito, sin cálculo distinto a su deseo de castigarlo. Es posible que, al final, Noemí sea la ganadora entre estos votantes.
Pero hay otro grupo de personas no conservadoras que va a ir a las urnas azules a votar en forma estratégica, aun en contra de sus gustos e inclinaciones. En su mente estará la competencia por el segundo lugar de la primera vuelta, en la cual Santos parece tener asegurado el primer puesto. Algunos seguidores de Fajardo, Petro y Vargas Lleras, por ejemplo, podrían estar tentados a votar por Arias, a pesar de tener la peor opinión de él, para tratar de detener a Noemí quien, a diferencia de Uribito, sí está bien posicionada en las encuestas.
Los cálculos de los votantes estratégicos apuntan también a la segunda vuelta. Los partidarios de Santos, quien seguramente será finalista, tendrán incentivos para votar por Arias, un candidato sin chance de llegar hasta allá. Votarán por Uribito, no sólo por sus afinidades ideológicas e intereses comunes, sino porque saben que en segunda vuelta una competencia de Santos con Noemí sería bastante más reñida que con otros candidatos.
Aunque varios observadores, apoyados en los resultados de las encuestas, están convencidos de que Noemí será la ganadora de la consulta conservadora, dudan de la reacción del candidato derrotado. Piensan que es posible que no acepte el resultado y que no una sus fuerzas a las de la ganadora. Especulan, incluso, que puede correr a adherir a Santos. En ese caso, se llevaría con él una parte del Partido Conservador.
El Presidente de la República dijo esta semana que en su gobierno se habían creado 2,7 millones de empleos. Lo que no dijo es que, según el DANE, entre 2006 y 2009, de esos 2,7 millones, 2,6 millones son nuevos trabajos, en su gran mayoría informales o de mala calidad (por cuenta propia, 2,2 millones, y trabajadores familiares sin remuneración, 400.000). Tampoco dijo que 350.000 peones o jornaleros perdieron su empleo en el campo en ese período. Este es uno de los grandes lunares del gobierno de Uribe. Una horrible herencia para su sucesor y para Colombia.
Por esta razón, en la consulta conservadora van a intervenir muchísimos colombianos que no son conservadores. La activa intromisión de todos ellos es legal (lo mismo sucede en algunas elecciones primarias de Estados Unidos). Los distintos candidatos la están estimulando.
La intervención de quienes no son conservadores, quizás decisiva, puede ser de dos tipos.
En primer lugar, habrá personas de la U, de Cambio Radical, del Partido Liberal, del Polo, del Partido Verde, o gente sin partido que votará por Uribito o por Noemí, impulsada únicamente por la simpatía o la antipatía que siente por ellos. Tendrán en cuenta la imagen de los dos candidatos y lo que conocen de sus trayectorias. En este campo, es casi seguro que quienes se escandalizaron con Agro Ingreso Seguro y con las cuestionadas maniobras de la campaña de Arias, saldrán a votar en contra de Uribito, sin cálculo distinto a su deseo de castigarlo. Es posible que, al final, Noemí sea la ganadora entre estos votantes.
Pero hay otro grupo de personas no conservadoras que va a ir a las urnas azules a votar en forma estratégica, aun en contra de sus gustos e inclinaciones. En su mente estará la competencia por el segundo lugar de la primera vuelta, en la cual Santos parece tener asegurado el primer puesto. Algunos seguidores de Fajardo, Petro y Vargas Lleras, por ejemplo, podrían estar tentados a votar por Arias, a pesar de tener la peor opinión de él, para tratar de detener a Noemí quien, a diferencia de Uribito, sí está bien posicionada en las encuestas.
Los cálculos de los votantes estratégicos apuntan también a la segunda vuelta. Los partidarios de Santos, quien seguramente será finalista, tendrán incentivos para votar por Arias, un candidato sin chance de llegar hasta allá. Votarán por Uribito, no sólo por sus afinidades ideológicas e intereses comunes, sino porque saben que en segunda vuelta una competencia de Santos con Noemí sería bastante más reñida que con otros candidatos.
Aunque varios observadores, apoyados en los resultados de las encuestas, están convencidos de que Noemí será la ganadora de la consulta conservadora, dudan de la reacción del candidato derrotado. Piensan que es posible que no acepte el resultado y que no una sus fuerzas a las de la ganadora. Especulan, incluso, que puede correr a adherir a Santos. En ese caso, se llevaría con él una parte del Partido Conservador.
El Presidente de la República dijo esta semana que en su gobierno se habían creado 2,7 millones de empleos. Lo que no dijo es que, según el DANE, entre 2006 y 2009, de esos 2,7 millones, 2,6 millones son nuevos trabajos, en su gran mayoría informales o de mala calidad (por cuenta propia, 2,2 millones, y trabajadores familiares sin remuneración, 400.000). Tampoco dijo que 350.000 peones o jornaleros perdieron su empleo en el campo en ese período. Este es uno de los grandes lunares del gobierno de Uribe. Una horrible herencia para su sucesor y para Colombia.
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