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¡Que no traigan a Baltasar!

29 de enero del 2011 | OPINIÓN | Por María Isabel Rueda
Presidente Santos: no traiga al juez Garzón a Colombia. Créame que el momento no es oportuno.

Baltasar Garzón se volvió un juez superstar el día en que ordenó detener a Pinochet, de paso por España, en ejercicio de la teoría de la justicia sin fronteras. Precisamente, la Corte Penal Internacional se inventó, para que no quedara en manos de un juez ávido de pantalla, la decisión de perseguir los crímenes de lesa humanidad. Pero en aras de discusión: ¿cuántos miembros de las Farc habrán pasado por España sin que el juez Baltasar haya tenido la iniciativa de echarles mano por sus crímenes de lesa humanidad?

¿Será oportuno que en el momento en que la opinión pública colombiana rechaza con indignación la evidente politización de nuestras cortes, traigamos para darles cátedra a un juez con vocación político-electoral, que para hacerse nombrar ministro de Justicia acudió a la figura de la "excedencia" para separarse de su cargo y hacerse elegir en el Congreso por el PSOE? Con el rabo entre las piernas volvió a ser juez el día en que se hizo evidente que Felipe González no lo quiso nombrar ministro.

Presidente Santos: no traiga a Baltasar Garzón a trabajar a Colombia.

Pero no solo porque un juez pagado por un gobierno extranjero, metido en nuestro sistema judicial, es exótico. Sino porque se trata de un personaje controvertido, por cuenta de unos temas que son, precisamente, los que están desangrando la credibilidad de nuestros propios tribunales de justicia.

Primero, porque el invitado modelo llegaría a Colombia buscando escampadero de la acusación de prevaricato por haber promovido, como juez, las escuchas ilegales de conversaciones de unos presos con sus abogados, por el famoso caso Gurtel. ¿Tiene algún sentido que este juez, señalado de chuzar ilegalmente abogados en su país, venga aquí a vigilar que no nos vuelvan a chuzar a nuestros propios magistrados?

El juez también ha sido acusado de prevaricato y suspendido por el Consejo General del Poder Judicial español por reabrir las investigaciones de los crímenes de la represión franquista. En España hubo un pacto político para dejar atrás la era del franquismo y con la decisión de Garzón, son más las heridas que se abren que las que se van a cerrar. ¿Será que también le da por llegar a Colombia a sugerir que se reabran los crímenes de la violencia liberal-conservadora? ¿O algo más reciente, como la participación del M-19 en el holocausto del Palacio de Justicia, ahora que están indultados y participan plenamente en la democracia?

Algo más. La llegada del juez coincidiría con la controversia sobre el turismo judicial en nuestras cortes. RCN Noticias reveló que 16 de los 23 magistrados de la Corte Suprema de Justicia viajaron 365 días del año pasado. Uno de ellos estuvo 66 días por fuera; otro, 60; y otro, 56. Una magistrada visitó 9 países distintos en un año. ¿Se ausentaron con licencias no remuneradas? ¿Y si era para estudiar, se entiende que un jurista que llega a la Corte Suprema todavía requiera andar completando estudios en el exterior? A eso se suma la amarga controversia de magistrados que viajan a homenajes pagados por particulares de dudosa reputación. Pues el juez Baltasar Garzón ha sido objeto de la misma controversia.

Estuvo un año en un permiso de estudios en el Centro Rey Juan Carlos de Nueva York. Es sabido que el Banco Santander aportó plata para financiar esos cursos. A su regreso a España, el juez absolvió a los directivos de dicho banco por una acusación de prácticas comerciales indebidas. No quiere decir que haya sido en agradecimiento. Pero sí arroja la inevitable conclusión de que ni los jueces españoles ni los magistrados colombianos deben estar recibiendo favores privados, por lo que en este campo Garzón tampoco tiene nada que enseñarnos a su llegada.

Presidente Santos: no traiga al juez Garzón a Colombia. Créame que el momento no es oportuno.

¡SE ME OLVIDA! Al Hay Festival en Cartagena hay que venir. Háganse ese propósito para el año entrante.

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