24 de diciembre
de 2011 | La Claridad | Por: Paloma Valencia
Laserna
Fue una gestión muy hábil la de acusar al excomisionado de Paz Luis Carlos Restrepo, para calmar parte de las voces que exigían por su renuncia. Entrega a Restrepo para salvar su cargo.
Aunque en Colombia hemos tenido
fiscales tan extraños como Iguarán -que contrató un brujo que le indicara quién
era culpable-; la aparición de una Fiscal casada con un personaje con tantos
vínculos oscuros, como Lucio, es un exabrupto. Desdibuja completamente la
necesidad de neutralidad de este ente investigativo.
Viviane Morales ha tenido aciertos incuestionables en su gestión; pero
aquello no la exime de la serie de dudas que empiezan a aparecer en torno a sus
decisiones y la relación con su esposo. No se trata de evaluar si lo ha hecho
bien o no; lo determinante es que le aparecieron tantos conflictos de
intereses, que su gestión se hizo inviable. Su familia está vinculada en
demasía con todos los agentes delictivos notorios del país: guerrilla, paramilitares,
narcotráfico, en fin, que su neutralidad sobre los asuntos está más que
cuestionada.
En eso coincidíamos todos; la Fiscal debería apartarse de su cargo y
poner por encima de sus intereses personales, la estabilidad jurídica del país.
Esos actos de generosidad y decencia no se ven en el país desde hace mucho, y
la tradición política a la que pertenece la Fiscal tiene tradición en aferrarse
a los cargos aún contra lo que conviene al país.
Así que esa aspiración era sólo un clamor ilusionado. Lo sorprendente
del caso, es que muchos de quienes pidieron su renuncia, ahora parecen casi
defendiendo la Fiscal. Dicho en términos claros; ella está siendo dura con el
uribismo y los antiuribistas prefieren tragarse el sapo de Lucio, con tal de
mantener una Fiscal que ataque al gobierno pasado.
Es una triste postura la de estos analistas, que además se atreven a
sostener que la justicia no está politizada. Fue una gestión muy hábil la de
acusar al excomisionado de Paz Luis Carlos Restrepo, para calmar parte de las
voces que exigían por su renuncia. Entrega a Restrepo para salvar su cargo.
Y sabemos que se trata de una entrega injustificada e injustificable, no
sólo por la intachable carrera académica de Restrepo, sino porque cualquiera
que lea la reglamentación de la Ley de Justicia y Paz encuentra el artículo 3
del decreto 4760 de 2005 que establece que “la verificación del cumplimiento de
los requisitos de elegibilidad corresponderá a las autoridades judiciales,
quienes contarán con la colaboración que deberán prestar los demás organismos
del Estado”.
Acusar a Restrepo por las declaraciones de Mancuso o cualquier otro
paramilitar es una afrenta para el investigado; es evidente que aquellos paras
y sus amigos hoy en la cárcel y presos en EE.UU. tienen muchas razones para
estar molestos con Restrepo. ¿Qué móvil tendría, en cambio, Restrepo para
ayudar a falsos guerrilleros a desmovilizarse? ¿Para traficar con armas?
En desarrollo de una avispamiento del que nos enorgullecemos, los
colombianos hacemos trampa cada vez que haya oportunidad. Eso no es ninguna
sorpresa, lo raro es que Restrepo sea el único llamado a responder por las
falsedades cuando esa ni siquiera es su función.
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1 comentarios:
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