Requisito para la prosperidad ~ La Otra Mitad de las Verdades a Medias

Juan Manuel Santos

Nuestra estrategia de responsabilidad fiscal, contiene el compromiso de entregar en el 2014 las finanzas públicas saneadas

Hay un consenso en Colombia sobre la necesidad de mejorar los indicadores fiscales al final del cuatrienio. Es claro que se deben orientar los esfuerzos a alcanzar un superávit primario de 1,5 por ciento del PIB, cifra compatible con un déficit del Gobierno Nacional inferior al 2 por ciento del PIB.

Según las cifras del Ministerio de Hacienda, este será 4,4 por ciento del PIB en el 2010, es decir, cerca de 25 billones de pesos. Por eso, un grupo de economistas ha producido, con el Ministerio, el Banco de la República y Planeación Nacional, un proyecto de Regla Fiscal.

Mi campaña acogió esa meta con seriedad y la ha incluido en las proyecciones para 2010-14. Contemplamos gastos adicionales en el frente social destinados a mejorar el empleo, la educación, la equidad regional, las condiciones de las personas de la tercera edad y a luchar contra la pobreza.

También apoyaremos a las "locomotoras" del agro, la infraestructura, la vivienda, la innovación, la ciencia y la tecnología para que la economía crezca a tasas superiores al 5 por ciento. Se cubrirán las erogaciones relacionadas con el sistema de salud y la atención a los desplazados.

Esas obligaciones han sido cuantificadas. Aquellas que son iniciativas propias de mi campaña ascenderán a 4 billones de pesos anuales (0,8 por ciento del PIB). Aquellas que se derivan de pasivos históricos superan esta suma, pero su cuantificación dependerá de las reformas de salud y de los proyectos relacionados con los desplazados.

La pregunta natural es: ¿de dónde saldrán los recursos para pagar todo esto, teniendo en cuenta que el gobierno cerrará el 2010 con un déficit superior al 4 por ciento del PIB? Para identificar las fuentes partimos de los siguientes supuestos: 1) mientras menos cambios a las reglas de juego, mejor; 2) la economía está empezando a crecer con dinamismo y el recaudo aumenta, por lo que no es conveniente inaugurar el gobierno con reforma tributaria; 3) no es pertinente aumentar tarifas de renta e IVA, pues podríamos matar la gallina de los huevos de oro, que es el sector productivo y nuevos emprendimientos.

Hemos identificado varias fuentes que financiarán el plan de desarrollo, el aumento de los gastos de salud y la atención al desplazamiento y, simultáneamente, reducir el déficit fiscal para alcanzar las metas.

Parte de estos recursos provendrá de los dineros derivados de la bonanza minera. Esta fuente aumentará los impuestos pagados por las compañías y los dividendos de Ecopetrol, que van al Gobierno Nacional. Las regalías crecerán también.

Es inescapable una reforma del sistema de regalías, que imprima principios de buen gobierno a su manejo, permita invertir parte de ellas en los fines prioritarios del desarrollo regional y de equidad y crear un fondo de ahorro que amortigüe los efectos revaluacionistas de la bonanza.

Al mismo tiempo se reducirán las exenciones, se combatirá la evasión, se mejorará la eficiencia del gasto y se combatirá la corrupción. Por último, se formalizará masivamente la economía, lo cual reportará más contribuciones a salud y pensiones. Estimamos que el tema minero, incluyendo regalías, puede aportar cerca de 2 por ciento del PIB; la formalización, 0,8; la reducción de las exenciones; 0,3; el incremento del recaudo, 0,6, y las mejoras en eficiencia, 0,4 por ciento. Estas cifras se alcanzarán gradualmente hasta el 2014.

Con base en esto es como he expresado mi compromiso al país en materia fiscal: una vez tenidas en cuenta estas fuentes adicionales, es preferible no hacer reformas que perjudiquen la inversión, el crecimiento y, por lo tanto, el mismo recaudo.

Pero si alguna de estas fuentes resulta menor, o si hubiera una sorpresa en las cifras, la responsabilidad fiscal nos obligaría a aumentar los recaudos con un ajuste que, en todo caso, no subirá las tarifas existentes, ni de renta ni de IVA. Sería, ante todo, una reforma amigable con la inversión y el crecimiento.

Esta es nuestra estrategia de responsabilidad fiscal, que contiene el compromiso de entregar en el 2014 las finanzas públicas saneadas.

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