4 de diciembre del 2010 | OPINIÓN | Por María Isabel Rueda
Por el bien del país, debemos abrirle un prudente compás de espera a la doctora Viviane Morales como Fiscala
Además, ¿a quién le conviene acaso en Colombia que ella fracase en su misión? Solo a los delincuentes.
Fue sorprendente la rapidez con la que en una sola noche, en ocho horas de sesiones, la Corte acogió su nombre por 14 votos. Sus magistrados no solo abandonaron sus prevenciones antiuribistas de los últimos 16 meses y terminaron eligiendo (¿se darían cuenta?) a la más uribista de la terna, sino que para hacerlo modificaron extrañamente el sistema de elección de la Corte, que hace unas semanas no pudo elegir Fiscal a la doctora Margarita Cabello, a pesar de haber obtenido una votación idéntica.
Interrogada la doctora Viviane, recién conocida la noticia de su elección, por algunos aspectos de su vida personal, se dolió de que esas mismas preguntas no se las habrían hecho si ella fuera un hombre: créame, doctora Viviane, que sí... Pero tiene razón en exigir respeto por su privacidad, siempre y cuando no sea ella la que permita que su vida privada arroje dudas sobre su buen criterio como jurista.
Lo que sí me sorprende es que la elección de la Corte hubiera recaído en alguien que, como la doctora Viviane, se atrevió a desafiar en el pasado a la propia Corte. Eso sucedió cuando los magistrados de la Sala Penal de la época resolvieron investigar penalmente a los congresistas que absolvieron a Ernesto Samper. La doctora Viviane presentó entonces una tutela ante la Corte Constitucional, alegando la inviolabilidad del voto de los congresistas, y la ganó. La Corte Constitucional hizo sentir su jerarquía sobre la Suprema, y le ordenó archivar los procesos.
Gracias a eso, y que quede claro para los que escriban la historia, la doctora Viviane impidió que alrededor de la absolución de Samper se hubiera destapado lo que se decía entonces era un mercado persa de puestos, notarías, embajadas y consulados que se repartió en el Congreso bajo ese gobierno, que quizás desbordaría lo que se ofreció para la reelección de Uribe, y que hoy es motivo de investigación de la Corte Suprema.
La razón de mi extrañeza no obedece a que la doctora Viviane hubiera podido tener familiares cercanos organizados en la diplomacia o en altos cargos del Estado cuando promovió esa tutela. Ni más faltaba que podamos levantarle por eso alguna sospecha. Pero sí me parece curioso que alguien que piensa que la Corte no puede investigar a los congresistas por recibir prebendas a cambio de su voto, porque este es inviolable, sea precisamente la persona escogida para ser la nueva Fiscala de Colombia.
¿Seguirá pensando la doctora Viviane que cuando los congresistas actúan como jueces son tan inviolables como cuando actúan políticamente en su función legislativa y que, por lo tanto, están por encima de los demás jueces y de la propia Ley?
Lo pregunto porque como ahora los congresistas, a través de la Comisión de Acusaciones, le han abierto una investigación al presidente Uribe, y me cuentan que están impulsándola dizque porque se mueren del susto de que la Corte les abra una investigación. Tranquilos. Si eso hacen, tendrán de su lado a la Fiscala.
Pero no deja de ser inquietante que la cabeza visible de la investigación penal en Colombia crea que quienes la eligieron, los magistrados de la Corte Suprema, son entutelables. En caso de que, con toda la razón, investiguen si los congresistas, a cambio de prebendas, emiten su voto como jueces.
¡SE ME OLVIDA! ¿Queda alguna duda de que el presidente Uribe será competidor por la Alcaldía de Bogotá?
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