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Apocalipsis flash

24 de abril de 2011 | OPINIÓN | Por: MARÍA ISABEL RUEDA

Este invierno es nuestro pequeño juicio final, una especie de 'Apocalipsis flash'.
Como no hay nada más parecido a lo que debe ser el fin del mundo que un jueves santo a las tres de la tarde,
en este me dejé contagiar de tremendas visiones: caballos parados en dos patas, dragones que expulsan alientos venenosos de fuego y azufre y Satanás abajo, avivando las llamas del infierno con su trinche...

Claro que no al punto de salir yo a la calle con un cartelito colgando que diga: ¡el fin del mundo llega el sábado! Pero sí de pensar que existen incómodas coincidencias entre todo lo que viene pasando en el planeta Tierra y las teorías que sostienen que Armagedón, según los términos bíblicos, será en el 2012.

Newsweek, con una carátula de 'Apocalipsis ahora', se pregunta: 'Tsunamis, terremotos, caos nuclear, revoluciones: ¿qué #@%! sigue?'

Pues lo que sigue, si vamos al calendario azteca, legado por los mayas en desarrollo de su visión planetaria de hace 25.000 años, es que el mundo se acaba con fecha exacta el 21 de diciembre del 2012. Porque ese día, en el solsticio de invierno, la Tierra y los otros ocho planetas estarán totalmente alineados. Creer en esa predicción de los aztecas tiene la ventaja de que las deudas se pueden dejar engordar hasta esa fecha, a ver qué pasa. Y si nada pasa, pues se pagan...

Hay hasta teorías científicas que apuntan en el mismo sentido. El eje vertical de la Tierra se viene corriendo 5 millas al año desde hace ya rato, al punto de que este ya no es absolutamente vertical, sino que tiene 24,5 grados de inclinación. En los últimos años, el fenómeno se ha acelerado y se ha corrido 40 millas-año hacia el lado de Rusia. Dicen que hasta algunos aeropuertos han tenido que corregir las coordenadas para el correcto aterrizaje de los aviones. El planeta puede haber sufrido en el curso de miles de años varias bruscas reorientaciones de su eje de rotación, porque estudios geológicos indican que por lo menos seis veces en el cañón del Colorado ha habido mar... Y, por si acaso, a algunas personas serias les ha parecido sensato crear la bóveda global de semillas de Svalbard (Noruega), un reservorio de biodiversidad con 100 millones de semillas procedentes de una centena de países, para que, si es cierto que se avecina una de esas volteretas terráqueas, no nos deje a los sobrevivientes patas arriba sin poder comer por lo menos arroz. A esas teorías se unen advertencias de la Nasa sobre gran actividad solar en el 2012...

Pero supongamos que no creemos en los apocalípticos vaticinios del calendario azteca, ni en los profetas del desastre, ni en las tormentas solares de la Nasa, ni en la inversión del polo magnético de la Tierra, ni en pandemias como la reciente gripa porcina y ni que el mundo se acaba el año entrante. Pero sí que parecemos al borde de la findeterre, caramba, entre las amenazas de la naturaleza contra Japón y la hecatombe nuclear que enfrenta, y todo lo que les falta a las placas tectónicas para reacomodarse en el planeta, más las revoluciones políticas en el mundo árabe y las convulsiones islámicas contra Occidente...

¿Y qué decir del cambio climático? Puede que la Tierra sobreviva a una próxima coalición con Hercólubus, el planeta rojo inventado por 'Rabolú', nuestro Nostradamus criollo. Pero del invierno que se ha asentado sobre Colombia sí que no salimos fácil. Y menos con la inmensa ayuda brindada por la Corte Constitucional, según la cual las fisuras en la teoría de la separación de poderes de Montesquieu son más graves que las del Canal del Dique. Este invierno es nuestro pequeño juicio final, una especie de 'Apocalipsis flash', que me martilla inclementemente con una pregunta:

¿Y qué tal que este invierno colombiano ya no vuelva a cesar nunca, y siga así a todo lo largo del año, y el resto de los años, per sécula seculórum, amén?

SE ME OLVIDA. Antes del enfrentamiento Cely-Matamoros, no se había visto en Colombia que Almirante matara General.

1 comentarios:

huy no. Qué columna tan venenosa

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