10 de septiembre de 2011 | OPINIÓN | Por: MARÍA ISABEL RUEDA
Al propio Rafael Pardo le pasó que después de hacer aprobar la primera reelección de Uribe, terminó peleado con él y luego derrotado en forma apabullante en las presidenciales.
Cuando supe que estaban proponiendo desde ya la
reelección del presidente Juan Manuel Santos, lo
primero que se me ocurrió preguntarme es si la idea venía de un amigo, o de un
enemigo.
Me sorprendió descubrir que fue de
Rafael Pardo, a quien advierto que aspiro a ver por muchos años más
políticamente muy vigente y dispuesto a asumir los nuevos retos, ojalá muchos,
que le siga trayendo la vida pública.
Pero este tipo de equivocaciones me
hacen dudar. Porque la persona menos apropiada para hacer
esta propuesta tan absolutamente extemporánea de la reelección de Santos, a un
año de gobierno, es Pardo. Como senador, fue el ponente de la primera
reelección de Uribe. Es llover sobre
mojado recordar que aquel fue el punto de quiebre de un gobierno que tuvo
cuatro años muy buenos, pero que terminó cambiando la Constitución a su acomodo
y cuadrando congresistas para aprobar el famoso "articulito", a punta
de ofrecimientos y prebendas que hoy todavía lo tienen dando
explicaciones. La primera reelección de Uribe fue la abuela, y la segunda fue
la madre de todos los males que llovieron sobre el prestigio de Álvaro Uribe
Vélez. Y que aún hoy le siguen dificultando ocupar en la historia el puesto que
merece su gobierno.
Pero es que, además, el oficio de estar
proponiendo reelecciones extemporáneas no solo es un acto de profunda
lagartería y servilismo, sino que ha demostrado además que tiene pava. Los que
se han precipitado a proponerla, o han terminado de pelea con el reelegido, o
condenados en la cárcel.
Al propio Rafael Pardo le pasó que
después de hacer aprobar la primera reelección de Uribe, terminó peleado con él
y luego derrotado en forma apabullante en las presidenciales. Algo parecido le
sucedió a Noemí Sanín.
Ella fue la primera en lanzar la idea de la reelección de Uribe cuando todavía era su embajadora en
Londres. Por eso resultó sorprendente que terminara montándole competencia a su
jefe como candidata presidencial, con resultados electorales finales injustos
para una mujer de su brillo, pero que seguramente reflejaron una cuota de
castigo de la opinión por esa mezcla fatídica de obsecuencia y traición.
Otros dos ejemplos con pava son el del
ex congresista Ciro Ramírez, quien propuso primero la fallida reelección de
Pastrana y luego fue entusiasta promotor de la de Uribe: terminó condenado por
'parapolítica'. Y Alberto Santofimio Botero, cuyo último acto público antes de
su primera captura por el asesinato de Galán fue proponer la reelección de
Uribe, y hoy está condenado a 24 años. No tenía razón mi admirado profesor
Antonio Rocha cuando decía: "Prior in tempore, potior in iure",
porque no siempre el que es primero en el tiempo es mejor en el derecho.
Primero, porque le crea enemigos que
por ahora no tiene. Segundo, porque les pone tentaciones a quienes hoy le
sirven, pero aspiran a sucederlo. Tercero, porque los ciudadanos lo empiezan a
ver con desconfianza, preguntándose si lo que está haciendo Santos es un acto
de gobierno, o uno de campaña. Y cuarto, porque los decretos están compuestos
de dos partes: comuníquese y cúmplase. Y mientras este gobierno todavía está en
la etapa del comuníquese, quieren graduar al Presidente de candidato antes del
cúmplase, lo cual parece un chiste malo.
Pero quizás a la propuesta de Pardo, a
mala hora avalada por Simón Gaviria, se le pueda reconocer un mérito: que sirve
para recordarle al presidente Santos la desastrosa experiencia personal y
política de Álvaro Uribe. Para que no se deje atraer de cantos de sirena que
quieren llevarlo desde ya a hacer campaña para futuros gobiernos, cuando su misión
como Presidente de este todavía está empezando.
¡SE ME OLVIDA! ¿Por qué a 'Popeye' sí le creen cuando revela quién
mató a Galán y a Rasguño no, cuando cuenta quién mató a Álvaro Gómez?
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