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Error monumental

1 de mayo de 2011 | REGISTRO | Por: Rafael Nieto Loaiza

El Gobierno se equivocó de cabo a rabo con el llamamiento de calificar servicios del general Matamoros.

Hay columnas que quisiera no escribir, pero son inevitables.

El Gobierno se equivocó de cabo a rabo con el llamamiento de calificar servicios del general Matamoros. Para empezar, el Presidente y su ministro de Defensa deberían haber hablado con él antes de semejante decisión. El camino escogido hubiera sido distinto. Además un oficial con la carrera, prestancia y méritos como la de Matamoros merecía al menos ese gesto. Si después le hubieran pedido la baja, la hubiera ofrecido sin discusión: es un hombre institucional y tiene clarísimo que el Presidente cuenta con la facultad discrecional de designar a los generales y almirantes y sus cargos.

No lo hicieron así y determinaron su salida por las razones equivocadas. Creían resolver las dificultades de la cúpula y en realidad generaron un problema muchísimo mayor. Los roces entre los comandantes que hacen parte del mando no son inusuales, pero la solución debe ser ejecutada al interior del Ministerio, debe evitarse que trascienda y se ventile en los medios, y debe ser consensuada y prudente. Todo lo contrario a lo que se hizo.

Además, aquí hay consecuencias gravísimas que no se quieren abordar:
 
Una, los problemas estratégicos que ocasiona la salida de Matamoros. El General era una pieza clave en el equilibro interno del mando: por un lado, daba la visión estratégica y de comunicación que le falta al general Navas, un hombre con muchos méritos tácticos, pero sin reflexión estratégica ni capacidad de comunicación externa, como demostró con ocasión del escándalo de las cárceles militares. Por el otro, le daba al Comando General una visión de ejército y la experiencia de muchos años de combate que le faltan al almirante Cely, no porque éste no sea capaz, sino porque su naturaleza de marino lo hace experto en otras áreas.

Dos, esa reflexión estratégica que ofrecía Matamoros, cuestionadora y crítica, resulta hoy indispensable. Hay un empantanamiento en la lucha contra las Farc que es muy peligroso. La muerte de ‘Jojoy’ le abrió a ‘Alfonso Cano’ el control sin competencia de la organización guerrillera y desde entonces su plan Renacer está siendo tan positivo para la guerrilla que amerita una discusión a fondo sobre las respuestas institucionales. Discusión que no se está haciendo. Las consecuencias serán un retroceso fundamental en lo ganado en años pasados.

Tres, Matamoros estaba dando una pelea vital contra la corrupción interna en el Ejército. Son muchísimos los problemas heredados y sigue siendo excesiva la influencia de generales deshonestos, hoy en retiro, que veían con miedo la posibilidad de la llegada de Matamoros al Comando General, tanto porque se destaparan chanchullos pasados como porque se pusiera fin a los que, todavía con su participación, siguen ocurriendo. Al Segundo Comando y al área logística del Ejército hay que darles un vuelco que no admite demora.

Cuatro, Matamoros era un referente para muchísimos hombres del Ejército que vienen con la moral por el suelo porque, entre otras razones, no ven que se produzcan los cambios estratégicos y operacionales que resultan indispensables y, sobretodo, no entienden por qué no se le pone coto a la corrupción. El mensaje de su salida es que al final ganan los malos y lo mejor es dejar pasar.

Finalmente, los jefes de Estado, los ministros de Defensa y los Comandantes Generales necesitan oficiales que estén dispuestos a decirles abierta y francamente lo que los otros no les dicen. Matamoros tenía esa característica, tan incómoda como necesaria.

2 comentarios:

Sin duda alguna, este no es el único error garrafal del Presidente José Manuel Santos, sino que se extiende a otras áras de a conducción del páis, como lo es el Frente Interno, Económico y también el frente Diplomático, este último más graves, pues ha logrado "reposicionar" a Colombia en el concierto regional, a través de mecanismos de alianzas con gobiernos totalitarios, como lo es el de Venezuela, Argentina, Ecuador y Bolivia, por nombrar algunos. Para conseguir los fines estratégicos, sí importan los medios que se usan para lograrlo, especialmente si se compromete de alguna manera, sus principios ideológicos y económicos.
Sin embargo, volviendo a esta columna, da la impresión que no hay un interés real, por luchar de verdad contra la corrupción, los abusos de Estado y el desprestigio de las instituciones naciones, que se suponen que deben ser la reserva moral de un Estado. Sin duda que brazos de la corrupción ha llegado a todos los ámbitos del poder político, militar, legislativo y judicial, quedando el país a la deriva de los dictados de entes altamente peligrosos para la estabilidad del país y por sobre todo, terminar alguna vez con los grupos narcoterroristas que azotan y asolan en Colombia.
La corrupción, puede más y aquí hay otro botón de muestra y por tanto, poco se puede esperar, del Estado y sus gobernantes, toda vez que están metidos hasta el cuello en está vorágine de corrupción y desinterés por los altos principios Patrios.
Desde Chile, Fernando Rodríguez Guzmán @FRodriguezG

Comparto algunas cosas con Fernando, es cierto que a pesar de que tenemos muchos medios para combatir la corrupción aún se maneja con libiandad ese tema y no se ve un real compromiso por querer reducirlo hasta eliminarlo.

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