El primer año ~ La Otra Mitad de las Verdades a Medias

14 de agosto de 2011 | OPINIÓN | Por: FRANCISCO SANTOS

Algunos ministros con grandes credenciales se han quedado a la hora de mostrar resultados. En un gobierno que delega tanto, ese eslabón no puede fallar.

Siempre el primer año de un gobierno es de optimismo y se traduce en opinión favorable en las encuestas propias de la época. La mirada de largo plazo es la que se debe enfatizar en una evaluación de esta naturaleza para evitar caer en los análisis simplistas que llenan las columnas de muchas revistas y muchos periódicos.

Empecemos por lo bueno. Sin duda las reformas estructurales en materia económica, la de regalías y la de estabilidad fiscal, abordan problemas de fondo que si se reglamentan bien pueden generar una buena situación fiscal de largo plazo. El resto de leyes aprobadas tienen mucho de contenido para la galería, pero su impacto va a ser menor.

En lo bueno, las relaciones internacionales. El acercamiento con los vecinos le ha salido muy bien, aunque hay muchas dudas sobre lo que ha ocurrido con el comercio. El manejo de Naciones Unidas ha sido impecable y la apertura a otras regiones va por buen camino. Dos pequeños lunares: los amigos en las embajadas y el desmadre de dos aviones e invitados en su viaje a México. Un poco de austeridad no quedaría mal.

En lo regular hay mucho. Varias de las locomotoras no arrancan (minería, agricultura, infraestructura e innovación) y algunos ministros con grandes credenciales se han quedado a la hora de mostrar resultados. En un gobierno que delega tanto, ese eslabón no puede fallar. Aunque hay una curva de aprendizaje de los ministros en un nuevo gobierno, preocupa es que muchos de los que muestran menos resultados son los que más experiencia pública tenían.

La ley de víctimas, que tiene grandes similitudes con lo que casi se aprueba a finales del gobierno anterior, deja abierta una tronera que en el mediano plazo puede costarnos $52 billones sólo por el lucro cesante en el tema de tierras, según cálculos del profesor Luis Jorge Garay. El concepto de daño no tuvo la definición apropiada y queda abierto a demandas que puede pasar de los $100 billones, un contingente financiero que destruirá la estabilidad fiscal de la Nación.

También cabe el medio ambiente. La interinidad con dos ministros, una nombrada y otra en la sombra y mandando desde Palacio, produjo una parálisis que tiene grandes proyectos detenidos. Por eso hay incertidumbre pues la indefinición de para dónde va la política ambiental tiene frenados a inversionistas de toda índole. Hay una gran oportunidad, la reforma de las Corporaciones Autónomas Regionales, que se perdió en el envión inicial como producto de la bicefalia existente y la creación del nuevo ministerio.

Para finalizar, el gran lunar es la seguridad. No se puede tapar el sol con las manos, la percepción de inseguridad aumenta día a día. El golpe del ‘Mono Jojoy’ fue un gran éxito aunque, no nos digamos mentiras, es más producto de lo que se venía trabajando desde el gobierno anterior. Las bandas criminales y la Farc han logrado revertir esa sensación de seguridad que existía y la palabra confianza empieza a tambalear.

El secuestro y la extorsión son de nuevo parte de toda conversación en los más distintos círculos sociales. El deterioro se siente mucho más por fuera de la capital. Quizás por ello la mayoría de los medios bogotanos, desconectados de la realidad regional, no le dan la trascendencia que se siente en la provincia. Un ajuste de fondo en esta materia es necesario o todo lo demás se irá, más temprano que tarde, por la borda.

@fsantosRCN

EL PAÍS – Cali - Colombia