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Dic 10 de 1948
Peláez y Gardeazábal agosto 1 de 2018
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¿Solo una creación mediática?

María Isabel Rueda

Desde el Partido Conservador hasta el Polo andan diciendo que Mockus es sólo una creación mediática
El senador Jorge Robledo no desaprovecha ocasión para darle duro a Antanas Mockus. Le parece peligroso, porque no es un hombre de izquierda. Y lo ataca con el argumento de que es una creación de los medios de comunicación, para explicar por qué está de segundo en las encuestas.
Por las toldas de Noemí Sanín hablan de la existencia de un complot de "los medios" en su contra, que tiene como estrategia inflar a Mockus.
Como si los medios le pertenecieran todos a un solo dueño, que hubiera impartido la extraña orden de atajar a Noemí. Esa es una fantasía que ronda a la candidata conservadora, cuya hipersensibilidad sobre lo que los medios publican de ella es ya una inquietud generalizada entre directores y reporteros. Casi todo el mundo tiene una anécdota sobre sus reclamos al respecto.
Es cierto que Mockus salió del anonimato por la pantalla que recibió cuando asumió la insólita conducta de bajarse los pantalones en la universidad, como un acto de protesta contra un estudiantado que lo chiflaba. Pero ese video no lo transmitieron los medios para ayudarle a ser presidente de Colombia. Es más: lo normal habría sido que la difusión de la noticia hubiera enterrado su vida pública.
Como codirectora del noticiero QAP me tocó tomar la difícil decisión de publicar esas imágenes, nada agradables, que un estudiante nos facilitó en exclusiva. Era una noticia difícil de ignorar que un rector de una universidad respetable se bajara los pantalones delante de su estudiantado, y no me detuve a pensar en el daño que eso pudiera hacerle humanamente. Ese día, Mockus salió del anonimato por cuenta de una noticia negativa que, seguramente, de haber podido elegir, habría preferido mil veces que no se publicara.
De ahí siguieron más actuaciones excéntricas. Sus disfraces de 'super-Mockus', sus quesos en la cabeza, sus cebras por la 7a., sus actos de arrepentimiento público. Todas seguidas con fascinación por los medios, pero dañinas como expresiones de una personalidad bastante rara, que hasta ahora le había impedido ser un candidato presidencial viable. Y eso a pesar de haberse desempeñado muy bien como alcalde de Bogotá, a donde logró llegar cuando comprendimos que, en medio de sus payasadas, todo lo que Mockus toca se transforma en una lección pedagógica.
Ahora, al unirse con Peñalosa y con Lucho, arropado por una capa de humildad, de desprendimiento y de altruismo, ha logrado transmitirnos a los colombianos que por fin está lo suficientemente maduro (aunque todavía llore mucho) como para que lo consideremos una opción presidencial seria. Es al que más fácil de todos los candidatos le creemos que los recursos públicos son intocables y que no negociará con el Congreso. Hasta de pronto nos convence también a los colombianos de su tesis de que la vida es sagrada.
No son los medios los que creen que Mockus es una alternativa para gobernar. Es mucha gente. Los medios solo reflejan lo que piensa y siente la opinión. Lo mismo que las encuestas. Pero con frecuencia a ambos se los acusa de la misma cosa: de que no registran la realidad, sino que la crean. La confusión radica en que, a partir del momento en que tanto las encuestas como los medios revelan la foto de lo que está ocurriendo con la opinión, se producen unas consecuencias políticas de ese retrato que adquieren una dinámica propia, capaz de alterar profundamente el tablero político.
Del mismo modo, ni las encuestas se han inventado ahora que Mockus va de segundo, ni los medios lo han colocado caprichosamente en el centro de la atención porque ha revelado que sufre de párkinson.
Mockus no es un hombre políticamente correcto, pero es éticamente inspirado. Y ese no es un artificio mediático, senador Robledo. Ni un complot en su contra, doctora Noemí.
¡SE ME OLVIDA! Para tapar su ineptitud, el alcalde Samuel Moreno, a estas alturas del paseo, puso el espejo retrovisor.

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