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Un 'souvenir' de guerra

29 de mayo de 2011 | OPINIÓN| Por: María Isabel Rueda
Los periodistas podemos hacerle las críticas más feroces al Congreso o al Gobierno, pero no podemos osar discrepar de las decisiones de esta Corte, porque eso lo consideran "expresiones degradantes".
La opinión no alcanza a imaginar la importancia que los computadores de 'Raúl Reyes' tienen para la lucha contra las Farc. No solo el propio 'Tirofijo', sino lugartenientes de primera línea, como Joaquín Gómez, lo admitieron en varios correos interceptados: las Farc, expresaron, nunca volverán a ser las mismas. Pero, según la Corte Suprema de Justicia, el Ejército de Colombia habría hecho lo correcto si los hubiera dejado tirados en la selva ecuatoriana.

En cambio, tomó la decisión de traerlos. Gracias a ello, mientras las Farc, encerradas en su propia lógica, están cada vez más aisladas de la realidad en los picos de las montañas colombianas y llanuras venezolanas, por primera vez en países distintos de Colombia, como España, Chile y México, comienza a procederse judicialmente contra las Farc, como un campanazo en pleno siglo XXI de que el mundo cambió. Los computadores de 'Reyes' se convierten en pieza clave del fin del conflicto, porque ya no es solo el gobierno colombiano, sino el mundo el que no tolera el uso de la violencia política y del terrorismo. Pero la decisión de la Corte, inevitablemente, desbarata este esfuerzo.

Por ejemplo, el señor Manuel Francisco Olarte Céspedes, en apariencia un inofensivo mechudo que se fotografiaba con 'Reyes' en su campamento vestido de las Farc porque "tenía mojada su ropa", estaba a punto de ser extraditado a Colombia como enlace de las Farc en Chile cuando su proceso se frenó con apoyo en la decisión de la Corte colombiana. Quién sabe qué pasará con Remedios García Albert, que cumplía una misión semejante en España, cuyo proceso también avanzaba al amparo de los computadores de 'Reyes'.

Mientras tanto, la Corte cita a una rueda de prensa en la que el presidente de la Sala Penal miente en varios puntos.

Miente, por ejemplo, al decir que la Corte no cambió de jurisprudencia sobre los computadores de 'Reyes'. Fue después de evaluarlos cuando sus magistrados se abstuvieron de abrirle proceso a la congresista Gloria Inés Ramírez, precisamente por evaluar que "la asistencia que allí constaba a eventos internacionales se había realizado en ejercicio de sus actividades oficiales".

Miente al decir que "la Corte se abstuvo de hacer calificaciones de los aspectos político-militares de la operación Fénix". En la providencia en la que declaran ilegales los computadores, afirman que "fue un hecho desarrollado en el marco de la lucha contra el terrorismo, un compromiso de la comunidad de naciones". E, incluso, citan con aprobación resoluciones de la ONU como la 1373, en la que "se anima a los Estados miembros a combatir el terrorismo" y a no tolerar el refugio o cualquier tipo de apoyo a terroristas. Pero aún más. El doctor Tarquino dijo ante los periodistas que la Corte manifestaba "respeto por la operación político-militar llevada a cabo por el Gobierno". ¿Cómo algo tan respetable puede producir resultados tan ilegítimos?

Pero con respecto al accionar de las Farc, Colombia tiene responsabilidades nacionales e internacionales de mucho peso, que debe cumplir con ayuda de la información obtenida de los computadores de 'Reyes'. Los derechos de las víctimas y la obligación de restituirlos están por encima de los acuerdos técnicos probatorios entre países, que son físicamente incumplibles durante un acto de combate y más cuando se realiza en un país que alberga la presencia del enemigo.

Y a todas estas resulta que aquí los periodistas podemos hacerle las críticas más feroces al Congreso o al Gobierno, pero no podemos osar discrepar de las decisiones de esta Corte, porque eso lo consideran "expresiones degradantes".

Lo degradante, honorables magistrados, y estoy segura de que en eso me apoyan muchos ciudadanos, es que ustedes hayan convertido los computadores de 'Raúl Reyes' en un simple souvenir de guerra.

¡SE ME OLVIDA! Esta Corte hasta se atreve a vetar periodistas, como le ha sucedido a Vicky Dávila.


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