OPINIÓN | Por: FRANCISCO SANTOS | Publicado: Ene.13, 2013
El presidente Hugo Chávez en un estado indefinido de salud, desde una habitación de un hospital en Cuba hoy gobierna a Venezuela.
Los venezolanos no saben si está vivo o muerto.
Si respira por cuenta
propia o si tiene actividad cerebral. Pero sin posesionarse sigue de Presidente
de una nación que parece acostumbrada a los caudillos.
La historia
venezolana tiene dos ejemplos en este siglo de dictadores que la única
diferencia que tienen con Chávez es que robaron muchísimo menos. Juan Vicente
Gómez y Marcos Pérez Jiménez son el espejo en el que se debe mirar a Chávez. Es
más, Pérez Jiménez, una vez derrocado se refugia en donde su colega dictador
Leonidas Trujillo en Santo Domingo algo similar a lo que sucede hoy con Chávez
en Cuba y con los Castro.
Ese es el clásico
caudillo, como el de ‘El Otoño del Patriarca’ de Gabo o ‘La Fiesta del Chivo’
de Mario Vargas Llosa. Algunos pensábamos que las democracias de nuestro
continente habían erradicado las dictaduras. Pero el desperdicio de los adecos
y copeianos en Venezuela o las distintas facciones peronistas en Argentina los
regresaron. Cristina Kirchner y Hugo Chávez son la continuidad de una historia
que va desde Porfirio Díaz en México, Anastasio Somoza en Nicaragua hasta
Alfredo Stroessner en el Paraguay.
Como reyes
iluminados gobiernan sin ningún control, ningún balance y ningún freno a dos
países que se desploman pero que con la soya y el petróleo aún aguantan en el
ejercicio egótico y desmedido de poder.
Lo de Venezuela, si
no fuera tan dramático, sería para morirse de la risa. Da grima ver a Nicolás
Maduro, un vicepresidente, o una marioneta más bien, moverse al compás de unos
hilos que se originan en La Habana. O al corrupto y multimillonario presidente
de la Asamblea, Diosdado Cabello, creerse heredero natural del caudillo cuando
no es más que un gran negociante del poder. Como aves de carroña se alistan
para entrar en picada en esa disputa por la sucesión de Chávez.
Y qué tal el chorro
de babas con que salió la OEA o el silencio cómplice de este sainete del resto
de países. Brasil, el supuesto líder democrático del continente que se rasgó
las vestiduras frente un golpe constitucional de Honduras, ahora dice que la
posesión física es puro formalismo. ¿Qué tal? Lo de Colombia, mutis por el
foro. ¿Se imaginan que esto sucediera con un presidente que no fuera de
izquierda? Cada día les doy más la razón a los cubanos en su desprecio por esta
organización multilateral continental. La Cidh, que vela por los derechos de
todos, ¿tendrá algo que decir? Seguramente no.
Le queda claro a la
oposición venezolana la solidaridad continental que pueden recibir, ninguna. Y
queda claro el doble rasero que hay en el continente frente a los gobiernos de
izquierda y los que no lo son.
Mientras tanto todos
sigamos como un culebrón venezolano esperando si el caudillo revive y regresa a
terminar el desastre que construyó, o si el otro culebrón el de la sucesión se
inicia. Por ahora el gobierno desde la cama, o desde el coma, seguirá manejando
a Venezuela. Lo que tampoco está mal pues peor no lo pueden hacer.
¡Qué vergüenza la
que vivimos en esta Latinoamérica con gobiernos dignos de las repúblicas
bananeras del siglo pasado!
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