Reflector | Por: FERNANDO LONDOÑO HOYOS | Publicado: dic. 27, 2012
Trágica
despedida de este año fatídico.
Para mantener alta la
imagen del presidente Santos hemos gastado muchos miles de millones de pesos en
publicidad y encuestas. Pero lo grave es que perdimos el tiempo y la plata. La
inversión no ha bastado para conservar la fe de los colombianos en su propio
destino. Aun las encuestas profesionalmente optimistas revelan que nuestros
compatriotas ya no tienen en qué creer. Mírese aquella última de Lemoine y se
verán sus desoladores resultados, en el fondo los mismos que revela la de
Invamer Gallup.
Después de festejar
la imagen del gobernante, cada vez con menos entusiasmo, los encuestados
consideran que su situación de inseguridad es pavorosa; que la guerrilla gana
terreno sin cesar; que las mafias y la corrupción los agobian; que la canasta
familiar es menos accesible, y el empleo más remoto y menos gratificante, a
pesar de las piruetas del Dane; que la salud empeora en calidad y la educación
es artículo de lujo. Parecería que todos tienen los versos de Arciniegas a flor
de labios: “Ya la fe de otros años no me escuda, quedó de sueños mi ilusión
desnuda y no puedo creer lo que me dices”.
Lo peor de la
historia es que la desazón colectiva no se aplica solamente a este ejecutivo
que no ejecuta, sino que penetra a fondo las demás instituciones del Estado.
No ha tenido el
Congreso sólido prestigio popular. Pero este bate todas las marcas del disfavor
público. La gente entiende que hace muy poco y que lo poco que hace lo hace muy
mal. No se le escapa al más distraído que nada se legisló sobre pensiones,
cuando hasta la señora Lagarde advirtió que por ese hueco negro se podía ir al
abismo la nación entera; nada se hizo sobre cárceles, cuando las que tenemos
apestan y nos avergüenzan ante los ojos del mundo; quedó trabada la ley de
educación, cuando la calidad de la nuestra es la peor del vecindario; la de
salud sigue entre promesas y anuncios, lo de siempre; el prometido Código
Electoral en promesas se quedó y la ley agraria pasó del Capitolio de Núñez a
la Plaza de la Revolución del Che Guevara.
Y cuando el Congreso
se mueve, con el alma empalagada de mermelada, lo hace tarde y mal. La reforma
de la justicia es el peor papelón de la Historia. La ley de víctimas se quedó
sin un peso y la de tierras se confunde maliciosamente con la gestión del
Superintendente de Registro sobre baldíos. Y acabamos de cerrar con una reforma
tributaria que destroza a la clase media y al propio fisco. ¡Vaya novedad! ¡Una
reforma para perder recaudos!
No extrañará a nadie
que el Congreso supere el 70 por ciento de desfavorabilidad en el juicio
popular. Pero queda lo peor. Y es que comparte honores con la justicia, a la
que no se ama, ni se admira, ni se respeta.
Los colombianos han
entendido, finalmente, que las altas cortes se convirtieron en una fábrica de
sentencias para diseñar un sistema grosero de tributación y de pensiones, del
que son beneficiarios sus propios miembros. Han entendido que la Corte
Constitucional se especializó en propinar golpes de Estado para expandir sin
medida sus atribuciones. Que el Consejo Superior de la Judicatura se convirtió
en jubiladero de sus amigotes y en patrocinador de huelgas ilegales. Que la
Corte Suprema de Justicia fue en su sala penal fábrica de “pitirris” y abrió
por mayoría la puerta giratoria de sus miembros para perpetuarse en su propia
mermelada; que el Consejo de Estado se convirtió en triste escenario de
morosidad y mediocridad. Y que todos los jueces se dedicaron a la violencia de
las huelgas que la Constitución les prohíbe. Galardón final: una sentencia
popular condenatoria con más del 70 por ciento de los votos.
Los colombianos no
creen en nada. Tienen el alma seca de ilusiones y respetos. Trágica despedida
de este año fatídico.
Este es un espacio de opinión destinado a columnistas, blogueros,
comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas pertenecen
exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a este fin
y no siempre reflejan la opinión o posición de LA OTRA MITAD DE LAS VERDADES A
MEDIAS.
Tweet |
0 comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios de usuarios anonimos llenos de odio y con palabras soéces y/o calumniadores, serán eliminados.