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Tenemos Fiscal

7 de diciembre del 2010 | OPINIÓN| Por Fernando Londoño Hoyos

En la mañana de la elección del Fiscal habíamos vaticinado el resultado. Era lógico. Porque la Corte no iba a comportarse con lógica. Elegir a uno de los más grandes juristas del país, de larga y probada trayectoria en el Foro y la Academia, era algo que no entraba en sus planes.
La doctora Viviane les ofrecía una alternativa de heterodoxia. Política liberal samperista, defensora a ultranza de ese corrupto Presidente en las dolorosas jornadas del proceso 8.000, unida en matrimonio con un guerrillero del M19, representante de comunidades cristianas que se lanzaron por los peligrosos atajos de la política, eran antecedentes que conformaban demasiada tentación para la Corte.


Pero tal vez se equivocaron. La doctora Viviane es cristiana real y activa, vale decir mujer de principios y convicciones. No la creemos en componendas grotescas, ni la vemos retribuyendo con puestos los favores recibidos. No es abogada penalista, ni sabemos que haya ejercido su profesión, pero es estudiosa, tiene buenos conocimientos de Derecho Público y nos parece valerosa y seria. ¿Será capaz con semejante carga?


La doctora Morales llega a una Fiscalía corrompida hasta los tuétanos. Tendrá que empezar por preguntar la razón por la que unos cuantos abogados litigantes entran por sus puertas como si de los dueños del establecimiento se tratara. Tendrá que averiguar si las famosas “chuzadas” no las producía el DAS, sino que salían de la sala Esmeralda que manejaba la doctora Marilú Méndez, la misma que hubo de renunciar cuando se supo que los miembros más cercanos de su familia eran extraños ganadores de los contratos en “Fondelibertad” y la misma que compraba testigos contra importantes personajes de la vida nacional.


Tendrá que establecer la nueva Fiscal, por cuántas razones se trabó en la Fiscalía el sistema de la extinción de dominio, que habría bastado para hacer innecesaria la famosa y peligrosa Ley de Tierras. A quién y cómo se le han devuelto más de trescientas mil hectáreas incautadas y se preguntará cómo debieron suprimirse los cargos de jueces especializados en extinción de dominio, por falta de expedientes para tramitar.


La doctora Morales preguntará cómo era aquello de que ex procuradores y ex fiscales conseguían, como por arte de magia, que a sus conocidos socios de oficina se les otorgaran las posiciones más destacadas y decisivas de la Fiscalía y cómo, si no era por tráfico de influencias, esos sujetos eran tan exitosos con sus poderes y gestiones. A ese propósito, averiguará lo que pasó con el voluminoso expediente que se adelantaba contra un amigo de narcotraficantes, llamado Asencio Reyes, a la par íntimo de su antecesor Mario Iguarán, y cómo tenía listo llamamiento a juicio, antes de que el susodicho Fiscal destituyera a la investigadora que llevaba el caso.


La nueva Fiscal tendrá que examinar por qué nada hizo la Fiscalía para impedir que se robaran, ante los ojos de todos, el patrimonio de centenares de miles de colombianos en la pirámide de DMG. Y si esa omisión escandalosa tuvo que ver con la presencia en esa empresa criminal, con altísimos honorarios, de aquellos ultra personajes de los que atrás hablamos. De paso mirará la extraña razón por la que en ese proceso quedaron excluidas figuras tan obvias como el concierto para delinquir y la estafa.


La doctora Morales no se hará la desentendida con las tristes hazañas de la Fiscalía en la persecución de los oficiales y soldados del Ejército de Colombia, que por centenares perdieron su libertad y su hacienda por defender las nuestras. Los testigos comprados, los “pitirris” pagados a precio de oro por el Tesoro de la Nación, las pruebas examinadas al revés, las falsedades rampantes para sostener acusaciones, exigen su presencia y su decisión.


Creemos que la Corte se equivocó. Y que queriendo un Fiscal de bolsillo, eligió una mujer que no defraudará la Justicia, ni se plegará ante los intereses lamentables, ni venderá al buen Jesús, tantas veces vendido, por otro puñado de monedas.

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