28 de enero
de 2012 | El observador | Por: Luis Guillermo Restrepo Satizabal
No parece prudente es que guardemos silencio aquí ante el nombramiento de semejante personaje en el cargo más sensible para Colombia. Porque no me digan que lo importante es el de Comercio cuando nadie quiere vender una aguja a Venezuela.
Nombraron al
socio de ‘Timochenko’ como Ministro de Defensa de Venezuela y no pasó nada.
Ahora lo condecoran por su colaboración en la lucha contra el narcotráfico y
tampoco fue posible escuchar del Gobierno Nacional un comentario sobre lo que
la designación significa para Colombia.
El coronel
Chávez tiene todo el derecho de nombrar a quien quiera sin que se pueda
interferir en sus decisiones. No es la primera vez que lo hace. Antes tuvo a un
tal Rodríguez Chacín, chafarote como él y compinche de Henry Rangel Silva en
sus bellaquerías con las Farc. ¿Quién no se acuerda de los lanza misiles que
Suecia le vendió al Gobierno de Venezuela y fueron a parar a manos de la
guerrilla? ¿Olvidamos que Rodríguez, especialista en inteligencia militar, se
paseó por Colombia interviniendo en la liberación de secuestrados mientras les
proporcionaba armas a los secuestradores?
Es decir,
Chávez ha hecho lo que le ha dado la gana con sus compinches de golpe. Así
desbarató las Fuerzas Armadas de su país, permitiendo que se cree el “cartel de
los soles”, organización de oficiales dedicada al narcotráfico denunciada por
los propios mafiosos. Al final, como cualquier dictadorzuelo haitiano, él puede
convertir a las Fuerzas Militares en su guardia personal al estilo de los
tonton macute de la familia Duvalier. Y en su mezcla de grandeza y paranoia,
puede imaginarse que la obligación de defender a Venezuela es igual a
satisfacer sus delirios.
Lo que no
parece prudente es que guardemos silencio aquí ante el nombramiento de
semejante personaje en el cargo más sensible para Colombia. Porque no me digan
que lo importante es el de Comercio cuando nadie quiere vender una aguja a
Venezuela. El Ministro de Defensa es quien encabeza la lucha contra el crimen,
lo que significa combatir entre otros a las Farc y el ELN que convirtieron a
los venezolanos en víctimas de los secuestros y extorsiones. Y debe evitar que
sus fronteras sean violadas como lo hacen ‘Timochenko’, ‘Iván Márquez’ y sus
secuaces cada que les place o lo necesitan.
Eso no
sería grave si no fuera porque esos delincuentes se burlan de nuestro país
aprovechando la complicidad de personajes como Rodríguez Chacín y el ahora
Ministro. Y porque usan a Venezuela para planear sus fechorías contra nosotros
o para huir de nuestras autoridades o para manejar el narcotráfico con el
“cartel de los soles”. Por eso, el Gobierno colombiano debería decir algo antes
de que el afán por mantener relaciones de “amistad” con Chávez se voltee contra
sus buenas intenciones.
Seamos
claros: que nombren a Rangel, vaya y venga, así el tipo haya amenazado con un
baño de sangre a su Nación si el chavismo pierde las elecciones. Pero no parece
que sea bueno el silencio cuando lo condecoran dizque “por su aporte a la lucha
contra el narcotráfico” mientras el resto del mundo lo acusa de
narcotraficante. Y no parece sano que, en aras de la supuesta amistad, nuestro
Ministro de Defensa deba sentarse con ese señor a compartir información y
acordar las medidas de seguridad, mientras el tipo tiene relaciones con las
Farc, el ELN y la ilegalidad en la frontera.
Por eso es
necesario que el Gobierno explique su posición frente al Ministro de Defensa de
Venezuela. Aunque sea recomendable tener buenas relaciones en el vecindario, no
debe olvidarse que “de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno”.
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